miércoles, 27 de enero de 2010

GRACIAS A RAFA



Gracias a RAFA por éste inmerecido premio que el camarada ha tenido a bien otorgarme, sòlo puedo recomendaros que os paséis por aquí.


martes, 26 de enero de 2010

Rescatado del anaquel: "Excombatientes", de Francisco Franco, José Antonio Girón de Velasco y Raimundo Fernández Cuesta


EXTRAIDO DEL BLOG HERMANO PALABRA Y OBRA





Seguro que muchos de vosotros conocéis esos cuadernillos de Publicaciones españolas que, grapados y con el título genérico de "Temas Españoles", ora hablaban de algún guisote típico, ora de algún paraje turístico.

En ella abundaban los temas históricos y, también, de actualidad (de la época, claro). De uno de ellos, Excombatientes, hablamos hoy, de un pequeñito cuaderno con tres discursos, uno de Francisco Franco, otro de José Antonio Girón de Velasco (en calidad de ministro de trabajo y delegado nacional de ex combatientes) y otro de Raimundo Fernández Cuesta, como secretario general de la Falange. De esos tres textos me permito destacar el de Girón, un texto escrito en la paz y para la paz pero sin olvidar la guerra y su alto coste. Un texto cargado de reconciliación y de poesía que promete, de épica guerrera y de ánimo de reconciliación. Y no me privo de reproducir aquí un fragmento del mismo, para muestra, vale un botón.




Vosotros, hijos de la llanura ondulada en que cada pueblo plantado entre los trigos es un centinela de Dios, hijos de las sierras madres por donde las estirpes mejores del planeta han cruzado, dejando la huella de las mejores culturas... Vosotros, camaradas, vieja familia unida bajo las sangres bravas y nobles de los hombres más valientes y las mujeres más santas. Vosotros sois los guardianes fieles de la doctrina y de la fe de España, por la que fuimos a la guerra. Vosotros sois los sacerdotes de su verdad, igual que nuestros camaradas caídos fueron sus mártires. A vosotros nadie os puede engañar ni vosotros aguantaríais el engaño.
Velad, camaradas. Velad a la sombra de los castillos y de las iglesias hasta el alba de España. Anunciadla con vuestra voz robusta de soldados. Nuestra actitud es siempre una actitud de centinela frente al amanecer. Anunciad la España nueva hasta vuestra muerte, hasta vuestra ancianidad si es preciso. Dios os dará tal vez la gloria de verla llegar un día, precedida del cortejo de los héroes y de los santos, por los caminos del César y de Isabel de Castilla y por los caminos de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz. Porque la misma grandeza tiene en nuestra historia de ayer y en la de hoy y en la de mañana el carro de oro del César, atravesando el Puerto del Pico al mando de sus legiones contra Pompeyo, que la carreta de la Santa de Ávila yendo a fundar un convento con cuatro monjitas iletradas.

miércoles, 20 de enero de 2010

TERREMOTO MORAL


Un terremoto terrible en Haití nos ha hecho darnos cuenta a nosotros, mundo dicen que civilizado, de dos cosas al menos. La primera, de la terrible fragilidad del ser humano. La segunda, de que Haití existe.

Antes del terremoto, Haití era ya el país más pobre del continente americano. Y si bien es cierto que esta desgracia natural ha colocado a sus habitantes en una situación aun peor, no lo es menos que dentro de unas semanas, nadie se acordará de la isla y de sus habitantes y, con nuestras conciencias mirando a otro lado, sea la wii, el carajillo del bar, la sempiterna serie de televisión, la corruptela de nuestra clase política o el último tinte capilar que la vicepresidenta use en su monte de venus, todo esto nos importará una higa.


Así, aprovecho antes de que el tema se pase de moda para preguntarme en voz alta cómo es posible que en un mundo en el que existen tropas de intervención rápida, que pueden ocupar ciudades, países enteros en horas, se tarden cinco días en despejar un aeropuerto para que las ayudas en forma de comida, medicinas o cooperadores lleguen a donde más daño existe.

Aprovecho para dudar sobre la necesidad de una clase política, a este lado del charco, y al otro también, que es incapaz de mandar al guano al Fondo Monetario Internacional, al capitalismo o al sursum corda si es necesario para lograr salvar siquiera una vida más.

Una catástrofe así da lugar a mucha demagogia. Desde la barata, como la cubana "permitiendo" que los aviones de EE.UU. atraviesen su espacio aéreo para ir a la isla que fue emblema de la hispanidad, "La Española", hasta la cara de Obama que, al menos, con esto nos queda demostrado que no puede andar sobre las aguas.

No faltan aquellos que, aun declarándose ateos 364 días al año, aprovechan estos momentos de tragedia para culpar al Sumo Hacedor. A mí esto me recordaba aquello que contaba Anthony de Mello, cuando dijo ver por la calle a una niña casi desnuda y muerta de frío, con hambre acumulada y temblando. Lleno de cólera se dirigió a Dios: "¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo? Durante un rato Dios guardó silencio, pero aquella noche, de improviso, me respondió: Ciertamente que he hecho algo, te he hecho a ti".

Somos nosotros, pues, los que tenemos que hacer algo. Pero no sólo por el terremoto, sino por lo que ya antes del terremoto, y seguramente después, vivirán allí: una vida peor que la de esclavos para muchos. Peor sin duda que la que vivieron en las encomiendas. No olvidemos que fue allí, justamente allí, cuando en la misa de domingo de adviento en diciembre de 1511, el Genio de España dio un paso que no hicieron los sajones hasta mucho después: reconocer la dignidad humana de los habitantes de esas tierras, con la voz del dominico Fray Antonio de Montesinos: "Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no sentís? ¿Cómo estáis en tan profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos?"

Sí, son hombres; nuestros hermanos si lo vemos con un prisma cristiano, miembros de la única raza, la de los hijos de Dios, o, viéndolo desde un punto más laico, entonando alto y fuerte el "nada humano me es ajeno". Mirémoslo de la forma que sea, pero hagamos algo más que mirar: actuemos. Hoy, y mañana.




Juan V. OLTRA

http://bitacorapi.blogia.com/

martes, 12 de enero de 2010

Cristianos durmientes


Antaño se enseñaba que los miembros de la Iglesia católica formaban tres grandes grupos: el militante, que «peregrina» en la Tierra trabajando por el Reino; el purgante, formado por aquellos que, tras su muerte, están purificándose para poder entrar en la Vida Eterna, y el triunfante, formado por aquellos bienaventurados que ya están en la presencia del Padre.

Pues bien, hoy podríamos añadir otra categoría más: la Iglesia de los cristianos durmientes.

Pertenecen a este grupo los que bautizan a sus hijos por la Iglesia y gustan de convocar a un montón de sacerdotes para celebrar el funeral del padre o de la madre (pues hasta esto cuantifican y toman como criterio de distinción y clase), pero pasan el resto de su vida ignorando a esa Iglesia a la que dicen pertenecer. Espiritualistas el domingo de doce a doce y media y materialistas el resto de la semana, viven con desgana todo lo que suene a religioso.

Intercambian ritos por seguridad, buscadores de precauciones, de prudencias, de virtudes adornadas de adormidera. Falsos creyentes a los que su tibieza les llevó a considerar virtuoso lo que no es sino la dimisión de sí mismos. Y así terminan por llamar mansedumbre a la debilidad de carácter, humildad a su impotencia, resignación a su cobardía. Y son los que, al final, terminan por protestar y enfadarse cuando Dios no se pliega a su voluntad: Hágase mi voluntad, así en el cielo como en mis tierras.

Se acuerdan de la Iglesia-institución sólo para criticarla. Y en esto andan bien despiertos en no dejar títere con cabeza. Son especialistas en criticar al Papa: si viaja, porque viaja; si no, porque no viaja. Si es viejo, porque es viejo. Y si es viejo y viaja, aún peor. Y critican al obispo, y al cura de la parroquia y a este y aquel movimiento. Sólo ellos, más allá del bien y del mal, parecen estar en la verdad sobre lo que la Iglesia debiera ser. Pero a la vez que critican, no mueven un dedo por hacer las cosas bien. Ni por hacerlas mal. Y a quien hace, se le asaetea, se le somete a todo tipo de críticas, enmiendas, correctivos y sermones. Ni hacen ni dejan hacer. No quieren compromisos pero no soportan el compromiso de otros. Y desde su mirador, critican, se quejan, exigen y pontifican ex cathedra.

Despiertan sólo para asistir, tediosamente, a alguna procesión, al rito de alguna boda, o para «hacerle la primera comunión» al niño (lo cual cada vez consiste más en la copiosa comida postsacramental que en el mismo sacramento, no faltando nunca quien aconseje al cura que «termine rapidito» que les esperan en el restaurante).

Asisten "religiosamente" a ver el partido de fútbol del sábado y el domingo, pero a la Eucaristía asistirán si apetece y se ponen bien las cosas. Amodorrados el sábado y el domingo y estresados durante la semana, pondrán siempre todo tipo de excusas para asistir a alguna reunión formativa. Pero siempre tendrán tiempo para un viajecito de fin de semana, para ir de rebajas o para echar alguna horita extra en la empresa. El euro es el euro.

Rechazan toda opinión que venga de la «jerarquía católica», como "imposición intolerable", pero se abrirán de par en par, acrítica y atolondradamente, a cualquier opinión ajena, dicha por cualquier persona en cualquier lugar, especialmente a aquellas que atacan a su propia Iglesia, sin hacer el mínimo esfuerzo de cotejar en las fuentes la verdad de lo que se dice. Siempre atentos al cotilleo acerca de los desmanes del cura de tal o cual pueblo, nunca tendrán ojos ni oídos para reconocer el trabajo intenso y fecundo hecho por católicos militantes.

Cristianos tibios, desencantados, tristes, porque ya no creen en nada, no conocen la alegría de la Salvación, porque ya nada quieren saber de salvación ni de "kerigmas".

Esta iglesia durmiente perdió su primer impulso, su entusiasmo, su vigor. No es ni fría ni caliente. Ya no sabe quién es ni se acuerda de lo que recibió. Es una iglesia de corazones cobardes y manos débiles. Ni milita, ni hace penitencia, ni goza.

(Resumen de un artículo para la prensa de José Manuel Domínguez Prieto. www.almudi.org)

sábado, 2 de enero de 2010

Año nuevo con ánimos redoblados


Hemos estado a media máquina. Esto ha sido obvio, no hay más que revisar las entradas de este año pasado, no cabe más que pedir disculpa y tener voluntad de enmienda.

Sirva esta pequeña entrada para dar un paso en esos dos caminos. Despidamos este 2009 que más que gloriosamente fenecido ya jiede a putrefacto, y recibamos con gozo y alborozo el 2010.

Palabra y Obra, mientras Dios nos de fuerzas, cabalgará de nuevo a paso firme y constante por esta red de redes. Y si el gobierno lo impide... ya veremos por donde hablaremos. Pero no nos quedaremos callados ni bajo el agua de esta inundación progremediática que nos invade.

Sed rebienvenidos a vuestro blog.

http://palabraobra.blogspot.com/