viernes, 29 de octubre de 2010

¡¡¡PRESENTE!!!


RAMIRO LEDESMA RAMOS

¡¡¡PRESENTE!!!

miércoles, 27 de octubre de 2010

EDITORIAL AL PROGRAMA Nº 49: Una de Cal y otra de Arena



Una de cal y otra de arena; así pueden calificarse las distintas acciones y decisiones, de unos y de otros en la últimas semanas.


Una de cal, con Grande Marlasca arremetiendo contra SEGUI, una vez más, y otra de arena, excarcelando a la “pobre criatura” de Álvarez Santacristina “Txelis”, en un vergonzoso nuevo capítulo de capitulación, conducido, una vez más, por “El Gran Timonel”.


Una de cal, con el duro varapalo sobre el ilegal y recaudatorio canon digital, y otra de arena, agarrándose a la silla, sin piedad, la “Sindescagas” mientras envía al matadero a su mano... ¿izquierda, derecha?, Ignacio Guardans.


Una de cal, acometiendo la peor y más perjudicial reforma laboral y de pensiones que vieran los tiempos, y otra de arena, encargando su ejecución a otro miembro destacado del sindicato que supuestamente se opone a ellas, con la boca chiquinina, Valeriano Gómez, que como su propio nombre indica, - ahora que la cosa del género es un tanto neutra y se usa la arroba “@” para referirse al conjunto – será como aplicar un bálsamo de Valerian@ a la enfadadísima clase trabajadora - a la que mantiene el empleo y a la que no - y que de puro harto, ni acude a las huelgas, ni traga a sus políticos, ni les otorga más credibilidad que la que daría a una rana leyendo el Corán.


Una de cal, con la defenestración supuesta de algunas de sus ministras de cuota, especialmente de aquellas con cuyas barbaridades ha hecho bandera, y otra de arena, premiando su trabajo esforzado al son de la reingeniería social y dejándolas, como Secretarias de Estado, lejos del primer término de la crítica acerada de toda la sociedad, pero con tanto poder o más – y más pasta, por supuesto, siempre más pasta – que antes.


Una de cal, enviando al matadero de las primarias a la “Srta. Trini”, y una de arena, premiando de nuevo con un ministerio, no sólo la incapacidad política evidente de la susodicha, sino la incapacidad profesional, como tantos y tantos propios y ajenos le explicaron en tiempos de sus vacunitas de la Gripe A. En realidad, no es sino el mantenimiento de la cuota, por un lado y el premio a la devoción, a la entrega sacrificada al Zapaterismo militante, sin condición. ¿Qué importa que la diplomacia española requiera de una mano sensata y firme ante los alarmantes desplantes de Marruecos, Gran Bretaña, Gibraltar independiente o Venezuela, entre otros? ¿Qué importa que en sus dos intentos por acceder a la carrera diplomática la suspendieran sin más? Al fin y al cabo, sustituye a Moratinos y pensarán... ¿qué puede hacer peor?


Una de cal, liberándonos, pues, de una Ministra de Sanidad que se debía alborozar por lo baratita que le iba a salir la sanidad una vez que hubieran acabado, por un lado, con todos los niños antes de nacer – merced a la “salud sexual y reproductiva” de la nueva Secretaria de Estado, que se practica en las clínicas privadas y que, en Sevilla, han decretado el “paraíso fiscal” del asesinato de inocentes – y por otro lado, tras acabar también con todos los ancianos antes de morir (de viejo, me refiero), gracias a esa otro prenda del derecho que es la “muerte digna”. Y otra de arena, nombrando al efecto... ¡A Leire Pajín en Sanidad! ¡Dios nos coja confesados!


Una de cal, en definitiva, para el superministro, para el incombustible Pérez Rubalcaba, para el último portavoz de los dos gobiernos socialistas que en España ha habido. Una de cal, en este caso, porque nadie como él – químico de formación - para encontrar las miles de aplicaciones que la sustancia tiene. ¿No fue, a fin y al cabo, el portavoz del Gobierno socialista que tan bien manejaba estas sustancias mientras se llenaba la boca de democracia, secuestraba inocentes y aplicaba con rigor, una pena de muerte sin garantías, mientras abominaba de ella en público, como todos los hipócritas? Sí, sí, recordarán algunos: era cuando La Ministra de Sanidad era casi pequeñita, que diría ella. ¡Eso sí es tener morro y no lo que el Alcalde de Valladolid le adjudica, sabe Dios con qué aviesas intenciones!


Una de cal, decíamos, que hará temblar al mismísimo Satanás, y que no preocupa a Dios, porque al fin y al cabo Él sí que es Todopoderoso de verdad, pero que lo vigilará con recelo, sin duda, ahora que “el químico”, todopoderoso, del todo, no es, pero omnipresente y ubicuo, cada vez más.


Y es que no se nos debe despistar que el triple ministro – hasta ahora sólo habíamos logrado la doble cartera con el nombramiento del todavía alcalde de Zaragoza – aúna en su mano toda, absolutamente toda la información que los servicios secretos, de seguridad, nacionales e internacionales puedan producir por y para España. Todo el espionaje español, desde el que produce Defensa hasta el que maneja Interior, desde Asuntos Exteriores a Economía, desde el que recibe por la Vicepresidencia del Gobierno al que adquiere por el Secretario General de Presidencia, desde la dirección del CNI a la Secretaría de Estado de Seguridad¸ del SITEL a todos los faisanes habidos y por haber, recaen en la Comisión Delegada del Gobierno sobre inteligencia de “Fredy el Químico”.


Pero naturalmente, es ser muy mal pensado, quizá un antipatriota, por supuesto un extremista derechoide y fascista, un desleal con la acción del gobierno y un indeseable respecto de las nobles intenciones del superministro, pensar que esto tenga nada que ver con la nueva etapa de negociaciones, comunicados, treguas y excarcelaciones a las que venimos asistiendo desde hace ya muchos meses.


Y es que la única causa que ha movido todo; no la principal, sino la única, es lograr controlar un año más el gobierno y presentarse a la reelección con algún éxito. Cueste lo que cueste, entregue la cuota de dignidad que entregue e incumpla los mandatos morales y políticos que incumpla. Todo por un sillón azul en el Congreso y una pista de tenis en la Moncloa.


No, nos hemos olvidado de la de arena que compite con la cal de Fredy. La de arena se la adjudicamos a María Teresa Fernández de la Vega, la hija de Wenceslao, el hombre fuerte de Sanz-Orrio, y Girón, de los Sindicatos Verticales. Esa que se tragó un bote de sosa cáustica en su más tierna infancia y, estreñida crónica, no ha vuelto a encontrar razones para sonreír por nada del mundo.


Arena, porque es lo que le va a hacer falta, no sólo para volver a cerrar las tumbas profanadas ilegalmente en nuestro Campo Santo del Valle de los Caídos, que tanto la obsesiona. Le va a hacer falta para taparse, para esconderse de nosotros, para eludirnos, porque La Falange y con ella este medio con su director al frente, van a perseguir judicialmente este despropósito; porque algunos sí tenemos a nuestros muertos allí dentro, tratando de descansar.


Pero también hoy tendremos una de cal y otra de arena para nuestro invitado. Porque como invitado que es y por su gesto de acompañarnos en el programa, le trataremos bien, pero le entrevistaremos críticamente. Porque le pediremos que nos explique de islamismos y de “negros”, de complejos y de parabienes, de falanges y de falangistas... Acomódense y escúchennos




Martín Ynestrillas
http://martinynestrillas.blogspot.com/

lunes, 25 de octubre de 2010

Los moros de la profesora


Te lo voy a explicar en corto, chaval. Sin irnos por las ramas. Esa maestra, profesora, docente o como quieras llamarla, es imbécil. Tonta del culo, vaya. En el mejor de los casos «suponiendo que no prevarique a sabiendas, prisionera del qué dirán», une a su ignorancia el triste afán de lo políticamente correcto. La cuestión no es que te haya reprendido en clase de Historia por utilizar la palabra moros al hablar de la Reconquista, y exija que la sustituyas por andalusíes, magrebíes, norteafricanos o musulmanes. Lo grave es que a una profesora así le encomienden la educación histórica de chicos de ambos sexos de catorce o quince años. Que la visión de España y lo español que muchachos de tu generación tengan el resto de su vida dependa de cantamañanas como ésa. Tienes dos opciones. La primera, que desaconsejo, es tu suicidio escolar. Mañana, en clase, dile que no tiene ni puta idea de moros, ni de Historia, ni de lengua española, ni de la madre que la parió. Te quedarás a gusto, desde luego; y las churris te pondrán ojitos por chulo y por malote. Pero en lo que se refiere a esa asignatura y al curso, puedes ir dándote por jodido. Así que lo aconsejable es no complicarte la vida. Ésa es la opción que recomiendo.

Tu maestra, por muy estúpida que sea, tiene la sartén por el mango. Así que traga, colega, mientras no haya otro remedio; que ya tendrás ocasión, en el futuro «todos pasan tarde o temprano por delante de la escopeta» de ajustar cuentas, real o figuradamente. Así que agacha las orejas y llama a los moros como a ella le salga del chichi. Paciencia y barajar. Por lo demás, duerme tranquilo. Por muy maestra que sea, eres tú quien tiene razón. No ella. En primer lugar, porque el habla la determinan quienes la usan. Y no hay nadie en España, en conversación normal, excepto que sea político o sea gilipollas «a menudo se trata de un político que además es gilipollas», que no llame moros a los moros. Ellos nos llaman a los cristianos arumes o rumís, y nada malo hay en ello. Lo despectivo no está en las palabras, sino en la intención con que éstas se utilizan. La buena o mala leche del usuario. Lo que va, por ejemplo, de decir español a decir español de mierda. La palabra moro, que tiene diversas acepciones en el diccionario de la Real Academia, pero ninguna es peyorativa, se usa generalmente para nombrar al individuo natural del norte de África que profesa la religión de Mahoma; y es fundamental para identificar a los musulmanes que habitaron en España desde el siglo VIII hasta el XV. Desterrarla de nuestra lengua sería mutilar a ésta de una antiquísima tradición con múltiples significados: desde las fiestas de moros y cristianos de Levante hasta el apellido Matamoros, y mil ejemplos más. Así que ya lo sabes. Fuera de clase, usa moro sin cortarte un pelo. Como español, estás en tu derecho. Aparte del habla usual, te respaldan millones de presencias de esa palabra en textos escritos.

Originalmente se refiere a los naturales de la antigua región norteafricana de Mauretania, que invadieron la península ibérica en tiempos de los visigodos. Viene del latín maurus, nada menos, y se usa con diversos sentidos. Caballo moro, por ejemplo, se aplica a uno de pelaje negro. En la acepción no bautizado se extiende incluso a cosas «vino moro» o personas de otros lugares «los moros de Filipinas». Hasta Gonzalo de Berceo aplicaba la palabra a los romanos de la Antigüedad para oponerlos a judíos y a cristianos. De manera que basta echar cuentas: la primera aparición en un texto escrito data de hace exactamente mil ochenta y dos años, y después se usa en abundancia. «Castellos de fronteras de mauros», dice el testamento de Ramiro I, en 1061. Por no hablar de su continuo uso en el Poema de Mío Cid, escrito a mediados del siglo XII: «Los moros yazen muertos, de bivos pocos veo; los moros e las moras vender non los podremos». Y de ahí en adelante, ni te cuento. «Las moras no se dejan ver de ningún moro ni turco», escribió Cervantes en el Quijote. La palabra moro está tan vinculada a nuestra historia, nuestra sociedad, nuestra geografía, nuestra literatura, que raro es el texto, relación, documento jurídico antiguo u obra literaria clásica española donde no figura. También la usaron Góngora, Quevedo, Calderón, Lope de Vega y Moratín, entre otros autores innumerables. Y tan vinculada está a lo que fuimos y somos, y a lo que seremos, que sin ella sería imposible explicar este lugar, antiquísima plaza pública cruce de pueblos, naciones y lenguas, al que llamamos España. Imagínate, en consecuencia, la imbécil osadía de tu profesora. El atrevimiento inaudito de pretender cargarse de un plumazo, por el artículo catorce y porque a ella le suena mal, toda esa compleja tradición y toda esa memoria.

Arturo Pérez Reverte

martes, 19 de octubre de 2010

El "memo" de José Antonio



Eduardo Mendoza tiene recorrido literario más que suficiente como para tener que recurrir a triquiñuelas baratas de mercadotecnia con el objetivo de vender sus libros. El recién galardonado premio Planeta con su novela «Riña de gatos. Madrid 1936», quizás no buscaba que se hablara de su éxito pecuniario antes de publicarlo recurriendo a la polémica por llamar «memo» a José Antonio, pero lo ha conseguido. Primo de Rivera, uno de los personajes de su narración, era según el autor «un memo, tal y como coinciden los historiadores [¿?], pero un memo que ha sido la columna vertebral de España durante 40 años». Preguntado en una entrevista en el diario «Público» sobre qué le fascina de ese personaje histórico, la respuesta no pudo ser más hilarante por no tildarla de chusca: «Lo sorprendente es que alguien con un interés intelectual y humano tan escaso se acabara convirtiendo en soporte ideológico de un régimen que duró 40 años. Lo único que hizo con acierto estratégico fue morirse [SIC] a los 33 años. Primo de Rivera es el hombre de plastilina».
Desconcierta que un escritor de la talla de Mendoza muestre tamaño desconocimiento de la historia reciente de nuestro país. Sobre la altura intelectual de José Antonio se podrá estar nada de acuerdo, pero cabe recordar que junto con el anarquismo ibérico y el tradicionalismo carlista, son los únicos movimientos netamente españoles, todo lo demás es de importación. A lo mejor se refería a la «memez» de José Antonio el hecho de que un señorito de su apellido, con una vida cómoda resuelta de antemano por ser hijo de quien era, se metiera en política para defender la monarquía y la memoria de su padre, coqueteara con el fascismo y acabara pidiendo un gobierno de concentración nacional antes de que España se desangrara en una guerra civil. Pero así de «mema» era la vida de entonces para algunos: si a tus seguidores les pedías servicio y sacrificio, tú tenías que ser el primero en demostrar hasta dónde estabas dispuesto a llegar. Porque Primo de Rivera no murió a los 33 años de un infarto haciendo footing, estimado Mendoza, lo fusilaron. Además, decir que el pensamiento del fundador de Falange fue la columna vertebral del régimen anterior es confundir los cimientos y la estructura con la fachada, que para esto último fue para lo único que sirvió su organización, para dar colorido y acompañamiento. Luego vinieron el desarrollismo, los tecnócratas, el Opus, en fin, cosas de usar y tirar para Franco. La verdad es que las declaraciones del autor desvirtúan de antemano el contenido del premio.

Romualdo Maestre





Muy políticamente correcto estos párrafos, pero yo me quedo, sin duda alguna, con el artículo de mi CAMARADA Rafael que pueden leer pinchando aquí, que aproveche, no tiene desperdicio.-

jueves, 14 de octubre de 2010

Editorial y programa 48 de LGE: La casta parasitaria


Era cuestión de decidirnos a arrancar. En cuanto lo hemos hecho, los acontecimientos, los personajes y el comic permanente en que nos encontramos en la política española, nos alcanzan y ya no dan tregua.


Si despedíamos el anterior programa dejando en el aire el resultado incierto de una huelga de plastilina, y el sometimiento diplomático y de política internacional del gobierno Zapatero a Mohammed VI, recibimos e
éste con la certeza del gran fiasco que fue la jornada de trabajo para los liberados - que ese día acudieron a trabajar como un solo hombre, en su función de piqueteros, con la garantía de que a ellos no se les descuenta la jornada - y la nueva tomadura de pelo de otro sátrapa uniformado, al frente de un país hastiado, cansado, dominado por el terror rojo y que ampara, prepara, diseña y entrena las mafias asesinas de ETA, ante el que también nos inclinamos.


Con todo, lo peor no es esto - que ya se conocía y lo han practicado, una vez más, todos los gobiernos de la "corruptocracia" que padecemos, fuere cual fuere su color - lo peor es que en esta ocasión, comprendida la debilidad española como nación soberana del gobierno Zapatero y a la vista internacional de su memez congénita, ésta vez nos mandan a una versión de gorila que antes fue fiscal, torturador y, según parece - y en opinión de los venezolanos - presunto asesino, a explicarnos la fiabilidad de nuestras instituciones, de nuestra judicatura, de nuestras policías y de, en general, todo lo que España representa en el mundo actual: choteo.


No me entiendan mal. Los que hemos padecido persecución policial y judicial o conocemos a Garzón en propia carne, tenemos cierta tendencia natural a comprender también las acusaciones del gorililla diplomático. Y es que algunos bien podemos acreditar que la policía, cuando se pone, sacude unos zurriagos en los calabozos y centros de internamiento que tiembla el orbe. Al menos a los "facistas", que con estos está todo permitido, no estamos contados y, sobre todo, tenemos muy mermada nuestra capacidad de respuesta. Dicho de otro modo: sale gratis.


Tampoco puedo poner la mano en el fuego por los jueces, porque si valoramos al efecto las actuaciones del mencionado y presuntamente prevaricador Garzón, no podremos sino concluir que los procedimientos de la Audiencia Nacional, al menos parcialmente, apestan a chirigota, a apaño, a pacto político a cualquier precio y, en general a engañifa con "lodos del camino".


Pero dicho esto conviene aclarar dos cosas más:


Primero: en nuestra casa, en el salón de nuestra casa y de nuestra familia, hablamos mal nosotros, en privado y sin testigos. Jamás se lo permitiremos a un energúmeno, enemigo de España por convicción, ideológicamente perverso, personalmente macabro y psicológicamente trastornado que además miente como el bellaco que es, ciscándose, una vez más, en nuestra soberanía.


Segundo: a esas babosas a las que, entrenadas por el bastardo Cubillas y su mujer, les soplas en la nuca y cantan "La Traviatta" en versión original a dos voces, no les han puesto una mano encima ni la policía ni la Guardia Civil, ni su... propia madre, y no porque aquellos no lo desearan o no pudieran hacerlo, sino porque no hizo falta. Porque los valientes "gudaris" de la ametralladora y el tiro en la nuca, lo único que necesitan en dependencias policiales es una torunda de algodón lo suficientemente gruesa como para... ¡hacerlos callar! Y es que el que nace sabandija cobarde, muere sabandija cobarde, así sea de viejo.


Ello, por no entrar en el pequeño detalle de que escriben, redactan y coleccionan todo tipo de informaciones en los ordenadores que se les incautan, y que no hacen sino poner sobre la pista de lo que, por otro lado, ya les han dicho en seis idiomas.


Y qué decir de los sindicatos de clase... de primera clase. En su viaje en el tiempo, cambiaron su cóctel Molotov por su cóctel de champán... y de nuevo al Molotov. Pero ya no les pilla entrenados. Ya no les acompaña la razón, ni la convicción de lo que hacen. Ya no son las famélicas legiones a las que dicen representar y que de nuevo existen merced a sus políticas miserables. Ya no creen en lo que hacen porque son partícipes y corresponsables de las mismas.


No nos equivocamos un ápice y, gracias a Dios, nos ahorramos el bochorno de participar en una patochada que ni fue huelga, ni atacó a los responsables, ni buscó, nunca, nada.


Una huelga a tiempo tasado, en la que los liberados cobran; que no paraliza el país; que se dirige contra las víctimas y no contra los verdugos y, sobre todo, que acaba en un rato sin esperar a dar la batalla y a pretender ganarla es, sencillamente, un fraude burgués.


Una huelga es la expresión de la desesperación, de la razón frente a la injusticia; es decir: ¡no puedo más! ¡No aguanto más! ¡Hasta aquí hemos llegado! Y razones había para ello, sin duda. Por ello no necesita de permisos, ni de mínimos, ni de pactos. Es la desesperación y la batalla o no es. Es vencer o perder ante el poder, luchando.


Jamás fue esa la intención; jamás contaron con la firmeza y la convicción de sus huestes; sólo tenían matones entrenados, no por el hambre, sino por el poder. ¡Qué bien hicimos en no acudir, a pesar de las razones tremendas que había para ello!


Es parte de lo que nuestro invitado de hoy, polémico donde los haya, ha llamado la casta política. Con él hemos analizado una parte de la realidad española a la que, como catalán de cepa que es, no renuncia y, una vez más, creemos que nos les dejaremos indiferentes con su testimonio. Acomódense y escúchennos.

lunes, 11 de octubre de 2010

sábado, 9 de octubre de 2010

jueves, 7 de octubre de 2010

7 de octubre de 1571: LA BATALLA DE LEPANTO


Según Cervantes: "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros".


La armada aliada estaba formada por 70 galeras españolas (sumadas las propiamente hispanas con las de Nápoles, Sicilia, y Génova), 9 de Malta, 12 del Papado y 140 venecianas. Los combatientes españoles sumaban 20.000, los del Papa 2.000 y los venecianos 8.000. La flota estaba confiada teóricamente a Juan de Austria y dirigida efectivamente por jefes experimentados como Gian Andrea Doria y los catalanes Juan de Cardona y Luis de Requesens. Marco Antonio Colonna, condestable de Nápoles y vasallo de España, era el almirante del papa. Las naves venecianas estaban al mando de Sebastián Veniero.
Las capitulaciones para constituir la Liga Santa se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571 debido a la disparidad de intereses y proyectos. La unión de escuadras cristianas que el Papa había convocado en respuesta a la toma de Chipre (1570) había resultado un fracaso del que los jefes se culpaban mutuamente. La Sublime Puerta lanzó un ataque a fondo contra Famagusta, último reducto de los venecianos en Chipre. Fuerzas turcas se apoderaron de Dulcino, Budua y Antivari, e incluso llegaron a amenazar la plaza de Zara. La escuadra española estuvo ya preparada el 5 de septiembre con la llegada de Andrea Doria, Don Alvaro de Bazán y Juan de Cardona. El 29 de agosto, el obispo Odescalco llegó a Mesina, dio la bendición apostólica en nombre del Papa y concedió indulgencias de cruzada y jubileo extraordinario a toda la armada. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota y el 26 fondeó en Corfú, mientras una flotilla dirigida por Gil de Andrade exploraba la zona.
Don Juan de Austria constituyó una batalla central de 60 galeras en las que iban Colonna y Veniero con sus naves capitanas, flanqueada por otras batallas menores al mando de Andrea Doria, Alvaro Bazán y el veneciano Agustín Barbarigo. A Cardona se le dio una flotilla exploradora en vanguardia. A bordo iban cuatro tercios españoles de Lope de Figueroa, Pedro de Padilla, Diego Enríquez y Miguel Moncada. La infantería italiana era también de gran calidad. La desconfianza hacia los venecianos era tal que don Juan repartió 4.000 de los mejores soldados españoles en las galeras de la Señoría e hizo que éstas navegasen entreveradas con las de España. El 29 de septiembre abordó a la capitana de don Juan una fragata de Andrade con el anuncio de que los turcos esperaban en el golfo de Lepanto. La flota de la Liga salió el 3 de octubre del puerto de Guamenizas en dirección a Cefalonia, y el sábado 6, a la caída de la tarde, llegaba al puerto de Petela. Bazán aconsejaba entrar en el golfo y Andrea Doria temía aventurarlo todo en una jornada. En el Consejo se aprobó el plan de Bazán de presentar combate en la madrugada del día siguiente, frente al golfo de Lepanto. La maniobra ordenada permitió cerrar el golfo y dio tiempo a una perfecta colocación de la armada.
Al amanecer del día 7 la flota cristiana estaba situada en las islas Equínadas. Poco después avistaron a la turca adelantándose hacia la boca del golfo de Lepanto. Alí estaba al mando de 260 galeras y contaba con las naves del corsario argelino Luchalí. A las diez de la mañana las escuadras se hallaron frente a frente. Cerca del mediodía la galera del Amirante Alí Bajá disparó el primer cañonazo.
"Durante dos horas se peleó con ardor por ambas partes, y por dos veces fueron rechazados los españoles del puente de la galera real turca; pero en un tercera embestida aniquilaron a los jenízaros que la defendían y, herido el almirante de un arcabuzazo, un remero cristiano le cortó la cabeza. Al izarse un pabellón cristiano en la galera turca arreciaron el ataque las naves cristianas contra las capitanas turcas que no se rendían; pero al fin la flota central turca fue aniquilada. (Marqués de Lozoya)

En la galera Marquesa combatió Miguel de Cervantes con gran valor. Tenía entonces veinticuatro años y continuó combatiendo después de ser herido en el pecho y en el brazo izquierdo, que le quedaría inútil. El consejo de don García de Toledo de recortar los espolones hizo más eficaz el empleo de la artillería. La arcabucería española resultó decisiva en el combate cuerpo a cuerpo causando gran número de bajas. En muchas de las galeras turcas los cautivos cristianos se rebelaron en lo más recio del combate. Fue un galeote cristiano quien cortó la cabeza del almirante Alí con su hacha de abordaje. Sólo 50 de las 300 naves turcas pudieron escapar. El argelino Luchalí combatió con fortuna en el ala derecha y logró escapar hacia la costa de Morea.
Cabe destacar que tras la victoria en esta batalla se adopto utilizar batallones de infanteria en las galeras y barcos de la armada española.Los antecesores de nuestra actual Infanteria de Marina o Tercio de la Armada.

sábado, 2 de octubre de 2010

Un deber moral compartir éste artículo


Una mujer con discapacidad degenerativa total reza dos horas diarias en su parroquia para pedir "llevar la cruz de quién sufre"

Una vecina de la localidad valenciana de Caudete de las Fuentes, María José Solaz Viana, de 36 años, afectada desde niña por una ataxia degenerativa que le produce desde hace una década una discapacidad del cien por cien reza todos los días dos horas a solas en su parroquia para pedir a Dios, entre otras cosas, “poder llevar la cruz de las personas que sufren” y en acción de gracias porque “mi vida es bella”.

De ese modo, “me ofrezco al Señor” para que remitan los “males de quienes sufren y me piden que rece por ellos” o, “al menos, para que encuentren alivio”, ha explicado a la agencia AVAN María José, que es natural de Caudete, donde vive con sus padres.

Recibió la noticia de su enfermedad con 9 años “cuando tomé la Primera Comunión” y precisa que “el último día que pude andar por mí misma fue el de mi Confirmación”, con 15. En los años siguientes, su musculatura se ha ido atrofiando hasta afectar a todas las zonas de su cuerpo. En 1995, su grado de discapacidad era del 95 por ciento y hace ya una década que llegó al cien por cien. Además de no poder mover apenas ninguna parte de su cuerpo, desde hace unos años su dolencia le produce graves dificultades para oír, ver y, sobre todo, hablar.

Cartas a Dios para “agradecerle el regalo de cada nuevo día”

Una de las situaciones que a María José le está resultando especialmente difícil en los últimos meses es su creciente incapacidad para utilizar el ordenador. Con él escribe, fundamentalmente, reflexiones y meditaciones, la mayoría de ellas espirituales y dirigidas, en segunda persona, a Dios. En una de ellas, a modo de una carta de amor y titulada “Gracias”, María José comienza diciendo: “Dios mío, gracias de todo corazón por haberme creado, por regalarme un nuevo día, por todo lo que me das y por lo que me darás porque, aunque me inquiete, siempre será lo mejor”. En otro pasaje, expresa su gratitud a Dios “por tu amor y por permitir que cada día me enamore un poco más de Ti, por ayudarme a llevar esta cruz, por hacerme fácil lo difícil o porque estás a mi lado en mis luchas diarias”. La carta concluye así: “Seguro que algún agradecimiento se me habrá quedado en el tintero de la memoria, así que lo mejor es darte las gracias por todo, Dios mío”.

En 1999, María José publicó, además, “Y a veces, Venus…”, un libro recopilatorio de algunas de sus poesías así titulado porque ese planeta “es la estrella que más brilla, como el Señor, el lucero que me despierta cada mañana”. En la actualidad, el avanzado estado de su enfermedad hace que “apenas pueda escribir ya”, pero “lo poco que escribo es muy gratificante para mí”.

“Lo más duro”, no poderse comunicar bien

A consecuencia de su enfermedad degenerativa, una ataxia de Friedreich que afecta progresivamente a su sistema nervioso y muscular, María José permanece desde hace dos décadas en una silla de ruedas. Durante los primeros años, utilizó una silla convencional ya que ella misma podía desplazarla. Con el paso del tiempo, tuvo que cambiarla por una eléctrica, que al principio también manejaba autónomamente pero, desde hace unos años, debe ser trasladada siempre por otra persona, al no poder accionar ya el mando de la silla.

A pesar de la magnitud de sus problemas físicos, afirma que “lo más duro” ahora para ella está siendo de índole más espiritual: la soledad que se cierne sobre ella ante su creciente dificultad para conversar con los demás, lo que le “encanta” hacer. A consecuencia también de su avanzada pérdida del habla, le resulta complicado incluso pedir ayuda en determinados momentos, como cuando por la noche sufre algún calambre mientras está acostada en la cama. Para avisar a sus padres en situaciones así, María José recurre, con titánico esfuerzo, al timbre situado junto a la cabecera, en la pared adosada a la cama. Son tantos años acudiendo a la llamada, que a menudo su padre se despierta de madrugada creyendo, erróneamente, haber oído el timbre. Al comprobar que su hija duerme plácidamente, vuelve a acostarse.

María José también encuentra “alivio” en esos momentos “mirando el crucifijo”. Tiene uno en su habitación rodeado por un rosario. “Me consuela mucho pensar que Jesús, siendo Dios, quiso pasar por la cruz por amor a nosotros”, afirma.

Los padres vendieron sus campos para dedicarse a ella por completo

Los padres, Pepe y María Luisa, ambos de 73 años, se encargan de todo el cuidado de María José en casa. El marido, campesino durante toda su vida, tuvo que vender sus tierras para poder dedicarse por completo a su hija cuando el grado de degeneración de la enfermedad lo requirió. Cuentan con ayudas económicas de la Administración pero, en palabras de María Luisa, que ha ejercido siempre como ama de casa, lo que “nos mantiene en pie es, sobre todo, la fe”.

Los esposos también destacan la “armonía familiar” y el “buen humor” que tratan de imprimir a cada momento. “Cuando veo a María José tristona, no tardo ni un momento en hacerla reír; entonces ella me dice que siempre estoy haciendo el tonto, y yo le respondo que es mejor así”, explica Pepe.

Para esta entrevista, los esposos abren su casa de par en par. Tanto ellos como María José permiten, sin poner la menor objeción, ser testigos de su vida diaria al equipo de la agencia AVAN desplazado a Caudete, formado por un fotógrafo, una cámara de vídeo y un periodista. Con evidente buen estado de forma a sus setenta y tantos años, Pepe traslada a María José sobre sus brazos del salón a su habitación, y viceversa, para que los tres informadores puedan conocer algunas de las actividades que su hija realiza a diario, como leer, escribir o practicar una gimnasia especial.

Aparatos especiales para ralentizar su enfermedad

A su vez, María Luisa resalta la enorme fuerza de voluntad que demuestra su hija al realizar diversos ejercicios físicos para ralentizar su enfermedad. Emplea “varias horas a diario con la ayuda, sobre todo, de su padre”, expone. Para ello utiliza también varios aparatos, como un ejercitador respiratorio, por el que sopla todas las mañanas, cuando se despierta, para evitar que la atrofia de su musculatura constriña sus pulmones y la ahogue.

Después de comer, sus padres la colocan en otro aparato especial con unas abrazaderas que la sujetan y la mantienen erguida, para estirar su musculatura y facilitar su digestión. Con él puede permanecer de pie casi dos horas, tiempo que suele aprovechar, además, para leer, una de sus actividades preferidas. Pepe y María Luisa colocan los libros sobre un amplio soporte de madera situado adecuadamente por debajo de los ojos de María José y van pasando las hojas. “Leo casi de todo: novelas de misterio o de aventuras, poesía, libros espirituales, biografías…”, enumera María José, que muestra su sentido del humor al añadir: “Me faltan horas para hacer todo lo que quiero”.

Con todo, su “ejercicio favorito” es el espiritual, que es también al que más horas dedica. Todos las mañanas Pepe la acerca hasta la parroquia del pueblo para que pueda rezar ante el sagrario, en una pequeña capilla anexa al templo, donde se celebra la misa de diario. Allí, pasa a solas dos horas. María José sonríe al advertir que ése es para ella “el mejor momento del día”. Al describir su grado de intimidad con Dios, expresa de forma figurada: “Hablo con Jesús cara a cara”. También participa en la vida celebrativa de la parroquia, como la adoración al Santísimo de los viernes o las misas del fin de semana, a las que acude junto con sus padres.

Crisis de fe

La ataxia que sufre María José no sólo atrofia paulatinamente su musculatura, sino que merma la coordinación de cualquiera de sus escasos movimientos. Sin embargo, el proceso degenerativo no ha afectado, a su capacidad intelectual. “Desde pequeña ha sido muy inteligente; venían a casa los niños de la escuela para copiarse los deberes; y hoy día su mente sigue siendo una máquina registradora”, asevera el padre. María José es, pues, “totalmente consciente” de su situación, lo que no impide que la afronte con serenidad y entereza.

Hasta alcanzar ese grado de aceptación, no obstante, ha tenido que atravesar también profundos baches anímicos y espirituales. Ella misma reconoce que, siendo una veinteañera, tuvo una fuerte crisis de fe, ya que en esa época rechazaba de plano su situación. “No sólo iba perdiendo la salud, sino también a muchos amigos”, lo que le llevó a sentirse “sola y desgraciada, a pesar de que también había gente que me ayudaba”, recuerda. Incluso confiesa que estuvo “a punto de arrojar la toalla”.

Para superar su desánimo, reconoce que fue fundamental la fe que le transmitieron sus padres, el “ejemplo cristiano” de “mi tía Caridad” o la ayuda de sus dos hermanas, entre otras personas.

“Muestra extraordinaria de amor, fe y ganas de vivir”, según su párroco

El párroco de Caudete, Salvador Romero, define el testimonio de María José como “una muestra extraordinaria de amor, fe, superación y ganas de vivir”. El sacerdote hace hincapié, además, en el “altísimo grado de comprensión que tiene María José de su misión como intercesora entre Dios y los hombres, algo que nos corresponde a todos los cristianos, pero que en casos como el de ella se asume desde una coherencia fuera de lo común”.

Asimismo, el presbítero, de cuarenta años de edad, destaca el hecho de que “no sólo vive su situación con aceptación y paz, sino con gratitud e incluso generosidad, al ofrecerse a Dios para llevar también los sufrimientos de los demás”. Todo ello supone “una vida espiritual muy elevada”, lo que no “resta nada a su humanidad”, que se manifiesta por ejemplo en “su temor a que sus padres falten antes que ella”. Aun así, “ella vive esas lógicas incertidumbres con una enorme confianza en Dios”.

“Mi vida es bella”

María José explica que es esa “vida espiritual” lo que desde hace ya muchos años le permite “comprender que mi vida es bella”, así como manifestar que “no cambiaría nada” y que, a pesar de sus problemas, puede ser “feliz”. También afirma que se siente “amada de Jesús”, una de sus “preferidas”. “Dios no me ha maltratado, no me arrepiento en absoluto de haber confiado en Él y ni siquiera le pido que me cure con un milagro, sino que haga siempre su voluntad en mí”, agrega.

Para ella, el sentido de su vida radica en “saber que Dios me ama hasta el extremo” y que su discapacidad, su soledad… tienen sentido porque “me han ayudado a conocerle a Él” y porque, además, “puedo ofrecerle mi sufrimiento para ayudar a otros”. Preguntada sobre las personas que en su situación prefieren morir, responde que “si se acogieran a Dios, todo cambiaría”.

Además, “quizás al ver mi pequeñez, es como algunas personas pueden reconocer que Dios es grande” y que, “a pesar de cosas como las que me pasan a mí, es posible sonreír y tener muchos momentos buenos”. Con todo, al acceder a la publicación de esta entrevista aclara que “yo nunca he aspirado a nada grande” y que “el mérito de todo lo que he contado no es mío sino de Dios, que me da la fuerza; sin Él, todo esto sería imposible”.

(Reportaje de la agencia AVAN. Texto: Eduardo Martínez )