miércoles, 28 de noviembre de 2007

Seguir o no


Cuando me hice el propósito de hacer público estos pensamientos, me dije que iba a ser impermeable a elogios (pocos) y críticas (a buen seguro que muchas, y de dudoso gusto).


Me creí invulnerable, dada mi edad. Sin nada que perder y sin que me importe un ápice la opinión extraña, menos si viene de determinados ambientes podridos.


Pero me engañaba.


Bastó un comentario, que por elegancia y por no romper el estilo no hice público. Uno solo. Uno que me decía que ojalá me hubiera muerto en el frente ruso con mis camaradas.


Claro que el no lo decía así.Pero no voy a orear las miseras ajenas.


He estado muchos días sin escribir, pensando.


Y he descubierto que en el fondo tiene razón. Que debería haber muerto en Rusia. Debería haber caído en la lucha por el ideal que nos enunció José Antonio. Entonces estaría en el paraíso difícil. El paraíso que el Jefe nos prometió. El paraíso donde tantos, como mi querido camarada Ernesto Giménez Caballero, quizá me esperen, llamados por el Jefe.


Un Jefe milagroso (¿Profeta, Apóstol, Soñador?) que, como Cristo sólo pedía sacrificio y prometía dificultades. Un jefe, dueño de un Paraíso difícil, al que no se sube por escaleras de alfombras suntuosas o rápidos ascensores. Un paraíso de peldaños de esfuerzo, fatiga, dolor e incomprensión. Un Paraíso duro y hermético, en el que sólo cabrán los justos. Un Paraíso incomprensible para quienes tienen del Paraíso de los Arcángeles una visión burguesa. Un Paraíso sin arpas ni alas de plumas. Un Paraíso con tambores y flechas.


Seguiremos.


martes, 20 de noviembre de 2007

EL LUCERO MÁS ALTO por Rafael C. Estremera




Ya sé, camarada, que la muerte es un acto de servicio. Tu mismo así nos lo enseñaste, no sólo con la palabra -aguda y elegante- sino con lo único que puede dar contenido a unas frases que, por sí mismas, no valdrían nada: el ejemplo.


Tu entregaste tu vida, -preciosa para la Patria— sin rebeldías ante el destino; pero también sin esa postura romántica -que tanto te desagradaba— de fanfarronada última: de quemar la vida como un castillo de fuegos artificiales en holocausto a la vanidad.



Como ves, utilizo tus mismas palabras. Nadie ha conseguido aun -ni lo logrará nunca- mejorar tus soberbias lecciones de metafísica.



Alguien creerá -cegado por la estupidez propia de nuestros días- que la metafísica es sólo una palabra hueca que no sirve mas que para llenar cabezas jóvenes de ideas absurdas. Igual que aquellos que te acusaban de hacer morir a tus muchachos por vender ideas platónicas a veinte céntimos.



Ellos, en su cerrilismo, nunca podrán comprender que nada que sea eterno y difícil se puede hacer a máquina; y que la metafísica es, precisamente, lo contrapuesto a la máquina. Nunca podrán comprender que metafísica es todo aquello que está mas allá de lo físico, y -por tanto— lo único que no ata, porque eleva. Nunca entenderán que "el corazón tiene sus razones que la razón no entiende. Pero también la inteligencia tiene su manera de amar, como acaso no sabe el corazón."



No. Ellos sólo entienden de lo próximo, lo material, lo que se puede contar y palpar. Es el triunfo de la cantidad, de la masa.



Ya no se habla de rosas, sol y primavera; sino de papeletas, votos y porcentajes. La sagrada unidad de España ha vuelto a jugarse a la lotería de las urnas, y los duendes de cada aldea -bajo sus hongos raquíticos- han vencido, momentáneamente, al destino universal de España.



Pero tampoco saben ellos que los hongos son producto pasajero y fugaz de un chaparrón, en tanto que los luceros llevan brillando en el cielo miles de años. Que los hongos nacen de la tierra y a ella vuelven, mientras que el firmamento con templa -inmutable a nuestra pequeñez- la locura de los duendes aldeanos.



Pero no te preocupes. España no ha muerto; sólo duerme, porque hemos abandonado la vigilancia tensa, fervorosa y segura. Ahora estamos pagando el precio de la confianza y la comodidad.



Pero ya se levantan las nuevas legiones que volverán a conquistar España para sí misma, y que no se dejarán arrebatar el triunfo, porque ahora sabemos que no se puede dar tregua al enemigo; que no se puede olvidar; que no se puede -por inhumano que parezca- perdonar.


La fortaleza, la grandeza de espíritu llevan al hombre a ser generoso. Pero hemos aprendido que con el enemigo no sirve mas dialéctica que la de los puños y las pistolas, porque nos jugamos -muy a nuestro pesar- la continuidad de España.



En los nuevos tiempos difíciles que se avecinan; que quizá ya han comenzado, volveremos a recobrar para la Patria su fe en un destino universal.



Sabemos que el enemigo es fuerte, poderoso y astuto. Pero no nos importa, porque tenemos confianza en que miles de estrellas -de luceros- nos guiarán con su luz en la noche tenebrosa que nos rodea.



Y sabemos que en el mas alto, aquél que mira desde el punto mas cercano a Dios nuestra debilidad e impotencia, estará el jefe de las escuadras celestiales. Estarás tu, camarada.


José Antonio, ¡Presente!


¡Arriba España!

José Antonio, 71 años después


A veces me pregunto, que pensaría si pudiera vernos, nuestro fundador, José Antonio, en el largo devenir de los tiempos. ¿Que diría de nuestro comportamiento?. ¿Que pensaría de nuestra actitud, referente a los problemas actuales de España?. ¿Sabría dar una respuesta justa equilibrada y veraz?: ¿Podría articular, otros puntos, otro articulado falangista?. ¿Volvería a fundar la Falange?. Todas estas interrogantes, y muchas más, se me agolpan en la cabeza, y en muchas ocasiones, se las he planteado a mis amigos más directos.



Pocos saben darme una contestación, lógico. Pero, necesito saber, que es lo que hubiese sucedido de nacer José Antonio en esta época.


Ayer, fallecía un chaval de 16 años, víctima de una puñalada. Propiciada a la sazón, por un joven en defensa propia. El fallecido, iba junto a varios compañeros más, a "reventar" una manifestación de signo contrario.


Antes de ayer, nos insultaban a los falangistas. Nos llaman,"extrema derecha", metiéndonos en el cajón de sastre de su ignorancia y su estulticia. Fruto de la LOGSE, se caracterizan, por ignorar el verdadero espíritu falangista. El Nacional Sindicalismo. Los puntos programáticos de nuestra doctrina.


El mismo Zaplana, del PP, nos trata por que si fuésemos asesinos, y nos quiere prohibir nuestra Marcha de la Corona al Valle de los Caídos, basándose en no se qué de presumir posibles altercados.


En todas y cada una de las manifestaciones que he asistido, eso sí, súper vigiladas por los miembros de los antidisturbios, JAMÁS, JAMÁS, ha existido la mínima infracción. Es curioso: Nosotros, no nos metemos con nadie, no somos agresivos, y nos ponen como si fuésemos "de la kaleborroca".


Y mientras, los verdaderos "anti TODO", campan a sus anchas, con el beneplácito del sistema, y de todos los "demócratas" que han proliferado, como caracoles tras diluvio, en nuestro solar patrio.


¿Quién tiene la culpa?. ¿Zapatero? ¿.......?. Lo cierto es, que el clima de general frustración, invade la tierra patria, por la que entregaron sus vidas tantos hombres y mujeres.


¿Vamos encaminados a una confrontación?. ¡¡Dios no lo permita!!!.


¡¡Que el ejemplo plasmado en esa inmensa Cruz que preside el Valle de los Caídos, como símbolo de reconciliación entre todos, y monumento a lo que NÓ, DEBE REPETIRSE, sea el toque de atención, que llame al orden!!!.


José Antonio, duerme entre sus muros, al igual que Franco, y miles de hombres más. Pienso que José Antonio, no le gustaría protagonizar, en su tumba, un papel del que nunca quiso ser primer actor.


Pero, si por una casualidad milagrosa, pudiese ver lo que pasa en su amada España, yo le diría:"Jefe, te necesitamos. España, tu España, te necesita. No nos abandones otra vez más. Quédate con nosotros, y trata de arreglar este desbarajuste."


Yo creo, que 71 años después. José Antonio nos contestaría":ADELANTE."

Por Rafael Moreno.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Carta de un mártir a su novia antes de ser fusilado.



Del beato Bartolomé Blanco Márquez, cooperador salesianoNacido en Pozoblanco (Córdoba) en 1914, Bartolomé Banco fue arrestado como dirigente católico (era secretario de los Jóvenes de Acción Católica y delegado de los Sindicatos Católicos) el 18 de agosto de 1936. Fue fusilado el 2 de octubre de 1936 mientras gritaba «¡Viva Cristo Rey!». Tenía 21 años.


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Prisión Provincial. Jaén, 1 de octubre de 1936.


Maruja del alma:


Tu recuerdo me acompañará a la tumba y mientras haya un latido en mi corazón, éste palpitará en cariño hacia ti. Dios ha querido sublimar estos afectos terrenales, ennobleciéndolos cuando los amamos en Él. Por eso, aunque en mis últimos días Dios es mi lumbrera y mi anhelo, no impide que el recuerdo de la persona más querida me acompañe hasta la hora de la muerte.


Estoy asistido por muchos sacerdotes que, cual bálsamo benéfico, van derramando los tesoros de la Gracia dentro de mi alma, fortificándola; miro la muerte de cara y en verdad te digo que ni me asusta ni la temo.


Mi sentencia en el tribunal de los hombres será mi mayor defensa ante el Tribunal de Dios; ellos, al querer denigrarme, me han ennoblecido; al querer sentenciarme, me han absuelto, y al intentar perderme, me han salvado. ¿Me entiendes? ¡Claro está! Puesto que al matarme me dan la verdadera vida y al condenarme por defender siempre los altos ideales de Religión, Patria y Familia, me abren de para en par las puertas de los cielos.


Mis restos serán inhumados en un nicho de este cementerio de Jaén; cuando me quedan pocas horas para el definitivo reposo, sólo quiero pedirte una cosa: que en recuerdo del amor que nos tuvimos, y que en este instante se acrecienta, atiendas como objetivo principal a la salvación de tu alma, porque de esa manera conseguiremos reunirnos en el cielo para toda la eternidad, donde nada nos separará.





¡Hasta entonces, pues, Maruja de mi alma! No olvides que desde el cielo te miro, y procura ser modelo de mujeres cristianas, pues al final de la partida, de nada sirven los bienes y goces terrenales, si no acertamos a salvar el alma.





Un pensamiento de reconocimiento para toda tu familia, y para ti todo mi amor sublimado en las horas de la muerte. No me olvides, Maruja mía, y que mi recuerdo te sirva siempre para tener presente que existe otra vida mejor, y que el conseguirla debe ser la máxima aspiración.





Sé fuerte y rehace tu vida, eres joven y buena, y tendrás la ayuda de Dios que yo imploraré desde su Reino. Hasta la eternidad, pues, donde continuaremos amándonos por los siglos de los siglos.



http://www.generalisimofranco.com/noticias4/K091107.htm

jueves, 8 de noviembre de 2007


Es el soldado...

"Es el soldado, no el periodista,quien nos ha dado la libertad de prensa.


Es el soldado, no el poeta,quien nos ha dado la libertad de expresión.


Es el soldado, no el agitador de campus,quien nos ha dado la libertad de manifestación.


Es el soldado, no el abogado,quien nos ha dado el derecho a un juicio justo.


Es el soldado, no el político,quien nos ha dado el derecho de voto.


Es el soldado, que saluda a la bandera,que sirve bajo la bandera,y cuyo ataúd está envuelto en la bandera,quien permite al manifestante que queme la bandera."


(Charles M. Province)

El militante que nunca entraba en los foros.


Había una vez un militante llamado Pepe. No se llamaba ni Roger88, ni Thunderbolt, ni Montmorecy: era Pepe, y así le llamaban en casa, en el trabajo y en la Asociación Cultural donde hacían aeromodelismo y tenían su equipo de futbito, que Pepe entrenaba con ilusión.
Pepe no era rico, qué le vamos a hacer. Aunque había estudiado Filosofía y Letras con esfuerzo y había tenido que pagarse los estudios con diversos trabajos, no era docente ni nada parecido. A sus cuarenta y alguno ya tenía su tienda de fotografía, en la que también vendía las maquetas tan curiosas de aviones de otra época, o los soldaditos de plomo que alguna vez había regalado a sus camaradas como detalle simpático.
Pepe se casó, con Rosa... y con una hipoteca. Tuvo dos hijos muy guapos, de los que dan guerra y a veces tienen anginas. Pepe adquirió por herencia paterna una úlcera de duodeno a fuerza, además, de algún disgustillo que otro, y de los palos que la vida te pone entre las ruedas cuando te aferras a ella.
Lo que hace que Pepe sea distinto es que además militaba en un partido político minoritario, sin apenas representación, y que se decía patriota. Pepe llevaba más de la mitad de su vida cotizando a ese y otros grupos, unas veces efímeros, otras más duraderos.
Pepe lloró el día que mataron a José Alberto, cuyo crimen lleva veinte años sin resolver. A Pepe una vez le pusieron una placa de titanio para sujetarle las piezas que sustituyeron a sus tres dientes arrancados mediante un golpe con un bate de béisbol. A Pepe no le gustaba el béisbol, se llevó el jicarazo repartiendo propaganda en una calle del ensanche. El "bateador" dijo al juez que esa tarde estaba con su novia y que era insolvente.
Pepe se gastaba algunos extras de su dinero en financiar "la Causa", sin que se enterase Rosa, que sí se enteraba, pero que hacía como que no lo veía porque cuando se ama, todo se perdona. Rosa esperaba que los afanes de políticos de Pepe triunfasen aunque no era tan forofa, y si un día lo fue, se debe a que Pepe le contagió su entusiasmo, como también le contagió el catarro aquella noche, tras la cartelada que acabó en medio de la nieve.
Pepe sabía lo que es Internet y la utilizaba, como todo hijo de vecino, igual que leía el Marca y ponía discos de los años ochenta.
Llegó un día, uno más, en el que los de un partidito cercano al de Pepe, insultaron en la red al partido de sus amores. Pero Pepe no contestó, como sí lo había hecho aquella noche. Entonces le dijo un par de cosas a un concejal, al que luego dio la carrera del señorito por pensarse el buen edil que la calle era sólo suya y sólo él podía poner carteles electorales.
Volvamos a los insultos y a las insidias en la red de redes. ¿Acaso se había rendido Pepe? Yo creo que no. Me parece que esa tarde Pepe tenía que ir "al partido" después de cerrar la tienda. Creo que después de pintar la nueva sede iban a barrer y a limpiar, para que las cortinas que cosieron Rosa y Marga quedaran bonitas en las ventanas del local.
Espero que Pepe no lea estas líneas. Pepillo, maestro, no nos hagas caso. Si nos vemos en el Valle te daré un abrazo y a ver si voy a verte, y a Rosa, y a los niños... (Esta historia es totalmente ficticia... si Pepe existe, no nos lo merecemos).


Escrita por mi amigo falc.-

domingo, 4 de noviembre de 2007

HONRAD A LOS MUERTOS, DESPRECIAD HALLOWEEN



El Halloween a la española empezó siendo una fiesta de niños que se disfrazaban tal y como veían en la televisión. Luego se generalizó en las escuelas, con frecuencia bajo estímulo de los cuadros docentes. Inmediatamente después, las concejalías de Cultura de los municipios decidieron amparar el festival y ampliárselo al público adulto, en una enésima versión de ese “pan y circo” en que suele consistir la gestión cultural pública. Hoy la fiesta de Halloween forma parte de los hábitos de nuestros compatriotas: los que no se disfrazan, ayudan a sus hijos a hacerlo. La pregunta es: ¿Saben por qué hacen eso? La respuesta es no.

Mientras Halloween se extendía entre nosotros, iba evaporándose al mismo tiempo la fiesta tradicional de Difuntos, la fecha en que la gente honra a sus muertos recordándolos, acudiendo al cementerio, llevando flores a las tumbas. No hace mucho tiempo, los poderes públicos estimulaban, ese día, la representación pública de Don Juan Tenorio, la obra de Zorrilla. Hoy casi nadie recuerda al Burlador: se lo ha tragado Halloween.

¿De dónde viene Halloween? De Norteamérica, por supuesto, pero, ¿nació allí? No. De hecho, quienes pretenden defender el valor cultural de esta fiesta comercial suelen insistir en que, en origen, Halloween era una fiesta céltica de los difuntos, de manera que los europeos no estaríamos copiando algo ajeno, sino recuperando algo que era nuestro. Es un asunto sobre el que conviene decir un par de cosas. El antecedente inmediato del Halloween moderno es la fiesta inglesa del periodo llamado Hallowtide, que comprende desde la vigilia de Todos los Santos hasta el día de los Difuntos. Y su antecedente remoto, en efecto, es una vieja fiesta céltica, Samhain, Samain o Samuhin, que ha conseguido sobrevivir hasta una fecha relativamente reciente en Irlanda. Ahora bien, el Halloween actual ya no tiene nada que ver con aquello.

Esas fiestas de Samain tenían por objeto ritualizar el momento en que el mundo de los vivos se encontraba con el de los muertos. Fue una fiesta pagana hasta el año 835, cuando la Iglesia transfirió el día de Todos los Santos desde el 13 de mayo al 1 de noviembre; el día de Difuntos no fue transferido al 2 de noviembre hasta 988. Roma superpuso así las fiestas de la religión cristiana a las de la religión pagana, en un género de sincretismo muy frecuente y que explica por qué el catolicismo -el de antes- es más una religión europea que una fe próximo-oriental.

De lo sagrado a lo banal

El hecho es que tanto antes como después de la cristianización, las fiestas de Todos los Santos y de Difuntos tenían una función muy concreta: honrar a los muertos. Para ello era costumbre encender hogueras sobre las colinas; en esas hogueras se quemaba simbólicamente el mal (a veces, en tiempos ya lejanos, no sólo simbólicamente) y se invocaba la protección de los antepasados, que no eran imaginados como seres terroríficos que salían de sus tumbas, sino como espíritus familiares dispuestos a ayudar a los vivos. Todavía en tiempos de la reina Victoria se encendía una gran hoguera frente a Balmoral.

La superstición de los fantasmas vinculada a estas fiestas es más bien tardía y proviene de una vulgarización del sentido original del rito. Lo esencial en esta fiesta no era el miedo que da el muerto viviente, sino la fuerza que nos proporciona la comunicación con el reino de la muerte. La fiesta tradicional no conjuraba a los muertos como una potencia negativa –ni en el Samain ni, después, en el Día de Difuntos-, sino que reintroducía a los muertos en la comunidad. En ese sentido, la costumbre española de representar Don Juan es fiel al verdadero espíritu de la fiesta. Más fiel, sin duda alguna, que todas estas imitaciones del Halloween americano, donde el muerto ya no es un socio, sino un enemigo. En esa diferencia reside toda la cuestión.

Lo que hoy celebra a nuestro alrededor toda esa gente disfrazada de monstruo cómico no tiene nada que ver ni con el Día de Difuntos cristiano ni con su precedente pagano. Es una pura parodia comercial, banalizada, frivolizada, que en el fondo oculta un enorme trastorno de nuestra cultura: ya hemos dejado de saber vivir junto a nuestros muertos.

Pero toda cultura, como recordaba Jünger, se construye sobre el culto a los muertos. Cuando estos son vistos como algo repulsivo o grotesco, es que una cultura ha llegado a su etapa terminal. ¿Queréis salvarla? Honrad a vuestros muertos, despreciad Halloween.


José Javier Esparza

www.elmanifiesto.com