domingo, 30 de septiembre de 2007

EL SEPARATISMO SIN MÁSCARA



Es decir, se han dado tales alas al separatismo, que hoy el separatismo en Cataluña no es un sentimiento clandestino, transportado en secreto como cosa prohibida, sino que es el efecto retórico de primer uso, lanzado como la cosa más natural, para salvar situaciones difíciles, incluso por las autoridades representantes allí del Estado español.
Puesta la cosa así, desnuda y fría, ante nuestros ojos, tendría que sacudirnos una conmoción de arriba abajo si no hubiésemos perdido por entero la sensibilidad. En España se emplea el sentimiento separatista a plena voz, como instrumento normal de comunicación política, entre los gobernantes de Cataluña y sus gobernados.
A esos gobernantes así no sólo les ha entregado España gran parte de su hacienda y el orden público, sino que les ha entregado lo que importa más: la formación del alma de las generaciones nuevas. Horripila pensar cómo van a sentir la solidaridad española esas generaciones nuevas educadas por quienes profesan sin embozo su insolidaridad.
Formar unidades ingentes, como la de España, es tarea de muchas generaciones al servicio de un constante esfuerzo. La gloria difícil de una gran obra así pide el sacrificio de siglos. Deshacerla es mucho más fácil: basta dejar que florezca en todas las grietas el separatismo elemental, desintegrador, bárbaro en el fondo, para que todo se venga abajo.
Pero eso ocurre si no se interpone la decisión resuelta de un pueblo, ya formado, que quiere mantenerse a toda costa en su unidad y que se hallará entre sus juventudes gentes dispuestas a mandar fusilar por la espalda, sin titubeo, racimos de traidores.
(F.E., núm. 14, 12 de julio de 1934)

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Han matado a un Costalero



Por ANTONIO BURGOS

SI esto, como dice ZP, es la paz, yo maldigo esta paz. Como maldije la otra paz, la de la claudicación, la que mató a dos emigrantes en el atentado terrorista de Barajas. Maldita paz, en cuyo nombre matan a los soldados de España como si aún estuviéramos en el Barranco del Lobo, donde sigue habiendo una fuente que mana sangre de los españoles que mueren por su Patria. ¿Qué se nos ha perdido en Afganistán? ¿Por qué la deshonrosa retirada de Irak, que sonaba a los «repliegues tácticos» de los partes del general Rojo en la guerra civil cada vez que los republicanos perdían una batalla de nada, vamos, el Ebro, Teruel, Brunete, minucias? ¿Y por qué en cambio la permanencia en Afganistán? Si en Afganistán estamos en una guerra, ¿por qué no lo reconocen? ¿Y dónde están ahora los intelectuales del pesebre y los artistas de la subvención con la pegata del «no a la guerra»? ¿Por qué nos tenemos que tragar que la muerte de 84 soldados de España, 84, en la guerra de Afganistán, en el Barranco del Lobo de Afganistán, en el Gurugú de Afganistán, en el Monte Arruit de Afganistán, sean otros tantos «atentados»? ¿Qué lenguaje demoniaco es el que habla ZP, según el cual los atentados criminales de la ETA son «accidentes» y los ataques de guerra del enemigo en los que mueren nuestros soldados, «atentados»?
Si esto, como dice ZP, es la paz, yo maldigo esta paz. Porque yo conocía a uno de los soldados de España muertos en Afganistán, para quien reclamo todos los honores de los caídos por la Patria: sí, he dicho la Patria, ¿pasa algo? Se llamaba Germán Pérez Burgos. No, no era primo mío, aunque se llamara Burgos; no me cabe ese honor. Digo que lo conocía porque me ha pasado con él como ahora le habrá ocurrido a miles de sevillanos: que cuando se han enterado de que era costalero del palio de la Virgen de los Dolores de la cofradía de Santa Cruz, habrán reconocido sus andares bajo el recuerdo del paso tan clásico de esa cuadrilla del Martes Santo. Yo, muchos Martes Santos, sin saberlo, me he emocionado con los andares anónimos de este costalero y soldado de España que ha muerto por su patria. Germán iba igualado en la primera trabajadera de ese palio clásico, de la ciudad más honda y equilibrada, apolínea. En Sevilla se reza con los pies y metiendo el hombro debajo del palo de la trabajadera. Así rezaba Germán cada Martes Santo. Yo ahora estoy viendo su arte, anónimo como el de todos los costaleros, sin protagonismo, oculto por los faldones de terciopelo, el sentido púdico del trabajo que dijo Ortega. Viene el palio de la Virgen de los Dolores y a través de los respiraderos no se ve la cara de emoción de este sevillano de adopción, que hizo suya la ciudad cuando con su madre se vino a vivir en la Puerta Osario, la de las grandes cuadrillas de costaleros. El palio avanza ahora sobre los pies. Las bambalinas son un oleaje de bordados sobre la marea de la tarde. Anochece. Y en la memoria suena la banda de Tejera. Están revirando la esquina de una calle con poemático nombre machadiano: Doña Guiomar. Pero ahora que suena la música, y ahora que Germán viene meciendo cintura y metiendo riñones, lo que oigo en la banda es el toque de oración. La música de Tejera me vienen diciendo que la muerte de Germán Pérez Burgos no es el final. Que el próximo Martes Santo habrá vida otra vez en los crespones negros que veré en esa misma esquina, prendidos en la plata de unos varales de luto.
Y ahora que han matado a un costalero que era soldado de España y que murió por su Patria, me suena también la música de otros colores de sus sentimientos. La música centenaria de su Sevilla F.C. Otro «sevillista seré hasta la muerte», gloriosamente muerto ante el enemigo. Como Antonio Puerta. De su misma generación. Germán, en los afganistanes, con lo lejos que están los afganistanes, pensaba en su cofradía y en su Sevilla. Le pidió a su mujer que le comprara una camiseta negra del equipo blanco, porque cuando el equipo blanco juega en el extranjero con la camiseta negra lleva la bandera de España cruzándole el pecho. Como Germán la llevaba en este partido absurdo que estaba jugando en el extranjero, y en el que ha ganado, como su Sevilla F.C. de su alma, la amarga Copa de la gloria: «del deber, de la Patria y del honor».

martes, 25 de septiembre de 2007

ESPÍRITU DEL LEGIONARIO


Con los rostros impasibles, fuerza invencible al acecho

Los legionarios aguardan del cornetín el acento,

para lanzarse al ataque, en busca del cuerpo a cuerpo,

que puntualiza y exige la enseñanza de su credo.

Riza el aire los colores de sus guiones soberbios,

acaricia los tatuajes de sus bronceados pechos,

y con ansia delirante entre suspiros y besos,

de su leal compañera reciben el casto aliento.


Al resonar el clarín la voz de aceptado reto,

como a un mágico conjuro brota La Legión del suelo,

y acortando la distancia con su ímpetu tremendo,

a la fase del asalto lleva su arrojo y denuedo.


Relucen las bayonetas con metálicos destellos,

hay como un crispar de garras en el pavón del acero,

y los Novios de la Muerte, con su mordiente de esfuerzos

clavan sobre el enemigo su dentellar violento.


Fecha, momento y lugar, estipulación y acuerdo

milagro sobre la cruz de su ardiente juramento,

cripta, tálamo y mortaja, que por destino escogieron,

al rendir su generoso capitular de silencios.


En la inquietud permanente, nostálgica del recuerdo,

y con la exacta medida de tu herencia y estamentos,

prometemos firmemente, que si es preciso,

sabremos morir gritando también:


¡VIVA ESPAÑA Y VIVA EL TERCIO!


Autor: Federico Grases (q.e.p.d.)

Comandante Caballero Legionario - IV Tercio de la Legión "Alejandro de Farnesio"

sábado, 22 de septiembre de 2007

ORACIÓN





ORACIÓN

Señor:
que yo nunca rece para ser preservado de los peligros,

sino para alzarme ante ellos y

mirarlos cara a cara.


Que no pida la extinción de mi dolor,

sino el coraje que me falta

para sobreponerme a él.


Que no confíe en aliados en la guerra de la vida

sobre el campo de batalla del alma:

que sólo espere de mí.


Que no implore, espantado mi salvación,

que tenga la fé necesaria para conquistarla.


Dame no ser ingrato:

pues a tu misericordia debo mis triunfos.


Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte.

¡Y dame la paz, y dame la guerra!


Rabindranath Tagore

jueves, 20 de septiembre de 2007

Una fábula sobre la Libertad


Cuentan que en un tiempo lejano un hombre era dueño de un inmenso rebaño de ovejas. Tal era su grey que se hacía imposible confinarlas en el enormecorral dispuesto para ello tras las jornadas de pastoreo. La primera vez, los animales encontraron un ligero desnivel en la cerca de piedra que las mantenía prisioneras y muchas escaparon, para ser encontradas al día siguiente despeñadas o víctimas de los lobos. El dueño optó después por erigir un elevado vallado de madera; pero las pezuñas del ganado no tardaron en abrirles un boquete hacia la libertad entre las juntas de las tablas. Como último recurso, el amo tendió una cerca electrificada que pareció contener la huída de sus ovejas hasta que, una noche de tormenta, un rayo interrumpió el flujo de energía y los animales no tuvieron más que aplicar de nuevo el impulso de sus patas a la ligera maya de alambre que los separaba de allí donde deseaban ir.
Desesperado, el dueño del rebaño acudió a un viejo del lugar con fama de sabio. Le explicó su problema y vio perfilarse en los labios del anciano una leve sonrisa. Éste pidió que lo condujera en presencia del ganado y, con ayuda de los operarios, abatió ostentosamente los restos de los viejos cercados. Sorprendido, el rebaño detuvo su mirada en la figura de aquel viejo que, encaramado a la rama de una encina, les espetó: “pueblo de las ovejas: se acabaron las ataduras. A partir de hoy sois libres”.
Se produjo entonces el prodigio que, desde aquel, día las ovejas dejaran de luchar por su libertad y el dueño conoció un inmenso ahorro en cercados, ya que ninguna de ellas pensónunca más enabandonar el redil. Ni siquiera cuando el filo del cuchillo se les acercaba a la yugular en los días de matanza; ni siquiera cuando las tijeras se alzaban para esquilmarles la lana; ni siquiera cuando en los tiempos de escasez se veían obligadas a compartir sus ubres entre sus crías y el insaciable afán de su dueño por los negocios… ni tan siquiera entonces huyó una sola oveja de donde su dueño tanto deseaba que permanecieran.
Los lugareños se maravillaron tanto de este prodigio que celebraron todos los años la fecha en que el anciano habló a las ovejas con una fiesta mayor que nombraron como “El día en que las ovejas obtuvieron su Libertad”.
Al viejo dicen que se lo “apioló” un falangista durante la Guerra Civil, pero es un dato que nunca se pudo constatar.


miércoles, 19 de septiembre de 2007

UN POCO DE HISTORIA.-LOS TEMPLARIOS.-


De ellos, cuyos nombres eran Hughes de Payns y Godofredo de Saint Omer, nace la idea de incorporar a los caballeros formalmente como un orden en 1119, tomaron el nombre de Orden de los pobres Caballeros de Cristo, pero fueron conocidos mas popularmente como Los Caballeros Templarios.
Desde su nacimiento tuvo un fin militar, por lo que la Orden se diferenciaba a este respecto de las otras dos grandes órdenes religiosas del siglo XII los Caballeros de San Juan de Jerusalén y los Caballeros Teutónicos, fundadas como instituciones de caridad.
La Orden fue reconocido formalmente por la Iglesia en el Concilio de Troyes en 1128, y San Bernardo de Claraval, el clérigo más influyente de la época, fue comisionado para escribir los reglamentos por la que ellos se debían regir.
San Bernardo tomó la causa del Templarios con entusiasmo, y Hughes de Payns fue el primer Gran Amo de la Orden.
La austeridad noble de los Templarios contrastó fuertemente con el lujo, vanidad, codicia y violencia de los caballeros seculares.

La idea de los monjes-caballeros militares se recibió con gran entusiasmo.
Un grupo de Templarios recorrió Francia y Inglaterra para reclutar a los miembros, y también para solicitar regalos de dinero y propiedad para que la Orden pudiera apoyar sus actividades militares en la Tierra Santa.
La Orden Templaria estaba encabezada por un gran maestre (con rango de príncipe), por debajo del cual existían tres rangos: caballeros, capellanes y sargentos.
Los primeros eran los miembros preponderantes y los únicos a los que se les permitía llevar la característica vestimenta de la Orden , formada por un manto blanco con una gran cruz latina de color rojo en su espalda.
Su servicio defendiendo el reino Cristiano de Jerusalén era distinguido, aunque un poco estropeado por sus malas relaciones con los Hospitalarios , que por el año 1240 se habían deteriorado a tal magnitud que caballeros de cada Orden estaban luchando abiertamente en las calles de Acre.

Invirtieron grandes sumas de dinero en la construcción de una cadena de castillos masivamente fortificados ,algunos de los cuales nunca fue capturado por el enemigo, pero fueron abandonados cuando los caballeros se retiraron de Palestina en 1291.
Fueron famosos por la ferocidad en la lucha.
Después de la Batalla desastrosa de Hattin en 1187, Saladín tomó a prisionero aproximadamente 200 Templarios y Hospitalarios, incluyendo a ambos Grandes Amos, y dio orden de ejecutar a todos. Con Jerusalén en manos de los musulmanes su cuartel general se localizó sucesivamente, en Antioquía, Acre, Cesárea y por ultimo en Chipre.
Como los Caballeros Templarios enviaban regularmente dinero y suministros desde Europa a Palestina, desarrollaron un eficiente sistema bancario en el que los gobernantes y la nobleza de Europa acabaron por confiar.
Se convirtieron gradualmente en los banqueros de gran parte de Europa y lograron debido a esto y a la exención del pago de impuestos y diezmos (no estaban sujeto a la ley secular, y sólo respondían al Papa), amasar una considerable fortuna. En 1307, sin embargo, el Rey Felipe IV se quiso adueñar de esa inmensa riqueza. Él y su canciller, Guillermo de Nogaret, confabularon para acusar a los Templarios de herejía y abolir la Orden.
Esto fue hecho; en 1307, todos los Templarios Franceses, incluido el gran maestre francés Jaques de Molay, fueron arrestados (sólo trece escaparon) y se les "interrogó" bajo tortura o la amenaza de tortura.
La conspiración tubo éxito y todos los caballeros confesaron múltiples e increíbles crímenes que iban desde escupir u orinar en el crucifijo a sodomía.
Después muchos caballeros retractaron sus confesiones pero era demasiado tarde; el daño a su reputación era renuentemente irreversible .
En 1312 el Papa Clemente V estaba de acuerdo en emitir una bula papal que suprimiese la Orden y sus miembros fueron quemados en la hoguera.
El Papa pidió que las propiedades de los Templarios sean dadas a los Hospitalarios, pero aunque esto se hizo en Alemania, en Francia y Inglaterra la mayoría fueron a la corona.
En España y Portugal la Orden fue refundada bajo nuevos nombres.

domingo, 16 de septiembre de 2007

ENTRÁMPATE TIO


Acabo de toparme en el correo con una publicidad bancaria que me ha puesto de una mala leche espantosa. Muchos de ustedes la conocerán, supongo. Se trata de un folleto destinado a los usuarios de una de esas tarjetas de crédito jóvenes, o como se llamen, Bluecard, o Greentarjeta, o Yellowsubmarine, que ahí no me he fijado mucho. Pero la tarjeta es lo de menos. De lo que se trata es de que el banco en cuestión, que para la cosa de recaudar viruta tiene tan poca vergüenza como el resto de los bancos y bancas que en el mundo han sido, plantea a sus jóvenes clientes una oferta de crédito tan descaradamente abyecta que, si no fuera porque el tal Solitario de los huevos no es más que un miserable sin escrúpulos y un payaso, casi aplaudiría uno que siguiera reventando ventanillas a alguna de tales entidades. No sé si me explico.


«Domicilia tu nómina y vete de viaje», es el reclamo inicial que encabeza el folleto, junto a la foto de una parejita jovencísima y feliz. Nada que oponer a eso, naturalmente. Aunque no exista, desde mi punto de vista, relación directa entre el hecho de domiciliar la nómina y subirse acto seguido a un tren, barco o un avión, uno podría seguir el consejo sin grandes objeciones. El mosqueo viene líneas más abajo, cuando el folleto añade «Londres, Roma, Berlín, París... Llévate un bono de 300 euros para viajar a esa ciudad que siempre has soñado conocer». Y aquí, la verdad, el asunto se enturbia un poco. En estos tiempos de educación para la ciudadanía –permitan que me tronche– y teniendo en cuenta que los destinatarios del folleto son gente muy joven, resulta poco edificante que la primera sugerencia a quien domicilia su primera nómina, lejos de aconsejarle ahorrar para un futuro más o menos próximo, consista en cepillarse alegremente esta nómina y las siguientes, en viajes alentados por el cebo del bono de marras, aunque éste financie parte del periplo.


Pero ésa es sólo la introducción, o proemio. Lo bonito viene luego. «Hasta 30.000 euros –pone con letras gordas– para lo que tú quieras.» Y suena tentador, me digo al leerlo. Si yo fuera joven imberbe y domiciliara mi nómina en tan rumbosa entidad bancaria, tendría asegurado un creditillo que, bien mirado, no deja de ser una pasta. Tal como está el patio, 30.000 mortadelos dan para que una parejita tierna, necesitada y con sentido común –30.000 x 2 = 60.000– pueda organizarse un poco mejor en la línea de salida. Lo malo es que, algo más abajo, cae mi gozo en un pozo. Porque «lo que tú quieras», o sea, lo que un joven de hoy necesita con más urgencia, a juicio del departamento de créditos del banco en cuestión, es «¿Un coche nuevo, una moto, un ordernador, el viaje de tu vida?». Dicho de otra manera: lo bueno de domiciliar la nómina para un joven de veintipocos años, o para una pareja de esa edad que decida plantearse una vida en común, no reside en que así puede uno amueblar la casa, comprar un coche para el trabajo –el folleto habla de «coche nuevo», no de uno a secas– o adquirir lo necesario para encarar la perra vida. Niet. Lo verdaderamente bonito del invento es que, entregándole la nómina a un banco, puedes entramparte como un gilipollas para los próximos diez años de tu existencia, a fin de comprarte una moto o irte a beber piña colada las próximas navidades al Caribe, como Leonardo di Caprio. Guau. Pero no todo queda ahí, colega. Faltaría más. Porque encima, si domicilias tu nómina y te echas encima el pufo –el primero de muchos, qué ilusión– del crédito a diez años para el imprescindible coche nuevo, tu banco, que es generoso que te rilas, permite que además trinques nada menos que una Wii –«Con su revolucionario mando inalámbrico descubrirás una forma diferente de jugar», puntualiza el folleto– casi sin enterarte. Sólo al pequeño costo de otro pufillo adicional: un año pagando una cantidad mensual que ni siquiera llega a 20 euros, tío. Pagando sólo, fíjate, la ridícula cantidad de 19,50 euros al mes. El non plus. Y claro. A ver quién va a ser tan idiota como para no embarcarse en el chollo: vacaciones, coche nuevo, moto, ordenador, y encima poder matar zombis con la Wii casi gratis, o sea. ¿Hay quien dé más? Con eso y un bizcocho, la vida resuelta hasta mañana a las ocho. Por la cara.


Hace mucho tiempo que no llamaba hijo de puta a nadie en esta página. Se lo prometí a mi madre, a mi confesor y a una señora de Pamplona que me paró por la calle para darme la bronca. Pero hay días en que el impulso resulta más poderoso que las buenas intenciones.


Hijos de puta. Hijos de la grandísima puta.


viernes, 14 de septiembre de 2007

CARTA ABIERTA A JOSÉ ANTONIO. Carlos Batres.


CARTA ABIERTA A JOSÉ ANTONIO.
Por Carlos Batres Arnanz en Fe -digital
Presidente de la Hermandad Nacional de la Vieja Guardia

Querido Jefe, siempre a tus ordenes:

Puede parecer raro que a estas alturas me decida a escribirte estas humildes líneas, pero quizás este último 20-N lo he vivido de un modo un tanto especial, a pesar de que ya son muchos los años en que he participado en la marcha para depositar una corona de laurel sobre tú tumba. En las horas que separan Madrid del Valle de los Caídos, hay tiempo en una noche como esa a momentos de reflexión sobre la España de tú época y la actual.

Hace ya 69 años de tú vil asesinato en plena juventud, y sin embargo tú mensaje me llega ahora más claro y fresco que nunca. Yo no pude vivir por razones de edad aquella época, pero a pesar del tiempo transcurrido los problemas fundamentales de la España de entonces siguen estando presentes hoy en día: el separatismo nacionalista, la partitocracia que todo lo corrompe, anteponiendo los intereses de partido a los de la Patria, la lucha de clases, convertida ahora en un sindicalismo cipayo y corrupto al servicio de Sistema, el Capitalismo feroz y salvaje que rige la sociedad actual, el materialismo, el laicismo, el abusivo control de la Banca en la economía Nacional, etc., etc.

La critica de todos estos aspectos centra mucho los puntos doctrinales del Nacional-Sindicalismo, y todavía hoy en día siguen vigentes sus soluciones, pero realmente 69 años después de tú muerte sigues siendo “ ese desconocido “. Desconocida, tergiversada y mal interpretada tú persona en el sentido histórico y político, e incluso tú doctrina sigue siendo juzgada sin ni siquiera conocerla no ya por la España contemporánea, sino que ni siquiera los pocos españoles que nos consideramos falangistas hemos sabido valorar adecuadamente nuestra doctrina política, superadora de una seria de errores que hoy en día siguen destruyendo aquellos valores por los que tanto tú, como todos nuestros fundadores y miles de caídos dieron su vida.
José Antonio Primo de Rivera
¡PRESENTE!
En gran medida los falangistas de ahora no somos capaces de transmitir y actualizar el mensaje que lanzasteis en aquellos años 30, realmente es una tarea difícil pero esa dificultad debería servirnos de mayor estimulo, más cuando en estos momentos existe un riesgo fundado de destrucción de la unidad de la Patria. La mayoría de los españoles asiste ahora totalmente impasible a la muerte de España, no hay un sentido consciente de la gravedad de los momentos actuales, se ha llegado a revivir el episodio de las dos de Españas, aquellas de las que decía el poeta que cualquiera de ellas “ha de helarte el corazón”. Los falangistas además de ser pocos en número, luchamos sin suerte, ni acierto, anárquicamente contra el Sistema que nos silencia y nos mal interpreta, desunidos, desmoralizados frente a un enemigo externo y contra nuestros propios camaradas, seguimos con esa lucha interna y eterna, que no se que pretende demostrar, aquí un día somos más falangistas que nadie, para pasar al día siguiente a cuestionarnos la cuadratura del circulo político y lo que era ayer fundamental, hoy es accesorio y mañana un estorbo. Todo seria más fácil si centráramos nuestra lucha contra el enemigo de fuera y cerráramos de una vez nuestras luchas fratricidas, por otra parte ya existentes, desgraciadamente, en la falange fundacional.

José Antonio desde tú puesto de mando en el lucero más alto del firmamento, ilumina nuestras almas para que el sacrificio de tú vida y la de nuestros Caídos no sea estéril y consigamos unidos a tú celestial Caudillaje la España Una, Grande y Libre que vosotros deseasteis. Ayúdanos a que cada día nos sigamos afirmando en la eterna Hermandad de la Falange y así como camaradas y hermanos todos juntos logremos conseguir la Patria, el Pan y la Justicia.

Jefe a tus ordenes siempre


¡¡ARRIBA ESPAÑA!!

lunes, 10 de septiembre de 2007

DEVOLVER LA ESPERANZA


Estamos equivocados; España patria de conquistadores, de Santos, de héroes, de mártires..., no puede quedar oculta por la capa de suciedad, de lodo superficial que la envuelve, hay que buscar en el interior de la madre Patria hay que volver la vista al Pueblo, no como comparsa de votantes que cada cuatro años depositan un voto, sino como pilar fundamental del Estado.
Hay que devolver la esperanza, el orgullo de pertenecer a una tierra tan noble como la nuestra, volver a izar el orgullo de ser español, hacer entender al pueblo que lo que España necesita otra vez es volver a nuestros orígenes.
Lo que no estaremos dispuestos jamás es a renunciar a la Patria, el Pan y la Juticia, volver a sentirnos hombres, a conservar a España entera, sin divisiones, a encauzar nuestras vidas al engrandecimiento de la Patria, no al revés, a nuestra idea nacionalsindicalista, a la Justicia social, en definitiva al progreso y la paz de España.
José Antonio nos dejó marcado su camino, nosotros somos los encargados de recorrerlo. El sembró la semilla de fidelidad y amor a la Patria, nosotros somos los encargados de recoger sus frutos; volvamos a levantar nuestras banderas, volvamos a ilusionar al pueblo español dejando de ser víctimas para convertirnos en protagonistas, sin miedos, sin temores, porque en el futuro nuestro está el futuro de España.

Artículo publicado en LA NACIÓN hace unos cuantos años...

jueves, 6 de septiembre de 2007

EL MILAGRO DE LA GUARDIA CIVIL


EL MILAGRO DE LA GUARDIA CIVIL

No es verdadera abnegación, de ordinario, la que elige la prueba, sino la que aguarda en todo instante, con ánimo igual, las que Dios envía. Suele ser más difícil soportar sin quejas las incomodidades cotidianas que romper aisladamente, enardecido por la ocasión, en un acto heroico. Al acto heroico no le falta nunca, mirado de lejos, una aureola atractiva; mientras que la diaria realidad es casi siempre, además de incómoda, prosaica. Así, la cima de la virtud está en el cumplimiento seguido y oscuro de eso que se llama sencillamente "el deber".
Quizá el rasgo más saliente de nuestro carácter nacional consiste en la inclinación a "esquivar el deber". No por cobardía -a veces es más duro lo que emprendemos que lo que dejamos-, sino por inquietud, por falta de "seriedad en la vocación". Apenas hay español que no se considere llamado precisamente a aquello que no le corresponde hacer. "Si yo fuese ministro de Hacienda........ Como me dejasen gobernar el Banco de España durante un mes..." Y al mismo tiempo que quien esto dice renuncia en su espíritu a maravillosas innovaciones que implantaría, se atrasa y se adocena en el cumplimiento de su verdadera misión.
Por otra parte, nos falta casi por entero el "sentido social"; ese goce de sentirse parte de un todo armónico, de comportarse como pieza puntual para que el conjunto de la máquina funcione bien. Aquí preferimos no pasar de tosca herramienta, con tal que sea independiente, mejor que entrar como rueda secundaria en un maravilloso mecanismo. La aspiración de casi todos nosotros sigue siendo, como cuando Ganivet escribía, la de regirnos por una Constitución individual, donde no haya más que un artículo: "Este español está autorizado para hacer lo que le dé la gana."
Pero entonces, si somos así, si en todos asoma aquella falta de seriedad en la vocación y esta arriscado indisciplina, ¿cómo puede existir entre nosotros la Guardia Civil?
La Guardia Civil es precisamente negación de los dos defectos. De un lado, nada más severamente adicto al cumplimiento del deber que un guardia civil. Al cumplimiento del deber sin brillo; del de todos los días; con perfección que igual se extrema en el servicio extraordinario y en la aburrida misión de recorrer durante ocho o diez horas carreteras intransitadas. Y de otro lado, nada más devotamente impregnado del espíritu del Cuerpo -disciplina, sentido social- que un guardia civil. No hay uno siquiera que acepte personal recompensa ni aun elogio. Una y otro los declinan siempre en provecho y gloria del instituto, al que pertenecen con la ufanía y el rendimiento del que profesa en una religión.
¿Cómo pueden darse entre nosotros hombres de este corte en tal abundancia? No una docena, ni un centenar, sino veintitantos millares. ¿En qué especie de metal incorruptible los transmutan cuando les invisten el uniforme, que así quedan inmunes a todo mal ejemplo? ¿Qué maravillosos fluidos, llegados de Dios sabe qué distancia, captan los picos del tricornio, que así neutralizan en quien lo lleva toda imperfecta inclinación nativa? Es un milagro: el milagro de la Guardia Civil. No es que la Guardia Civil haga milagros, sino que es un milagro en sí misma.
Así, mientras unas instituciones caducan y otras no medran por falta de perseverancia o de solidaridad, la Guardia Civil sigue como siempre: ni mejor ni peor, sino "perfecta". Cada individuo en su puesto, y todos tan iguales en el rigor, en el aseo, en la severa cortesía, en el valor a toda prueba y en la infatigable asiduidad, que se dijeran formados en el mismo molde.
Ha llegado el momento de rendir homenaje al glorioso Instituto. Nadie le regateará su aportación. Por mucho que hagamos, siempre quedaremos en deuda con él. ¿Qué son unas pesetas o unos renglones al lado de lo que le debemos? Gracias a él se recorre España sin peligro de Norte a Sur, aun las comarcas más abruptas, vivero antaño de salteadores. Los que vivimos fuera de la ciudad, sobre todo, no podemos agradecer bastante los servicios de los guardias civiles. A veces volvemos de noche por la carretera. Los cristales del automóvil se empañan; debe helar. Las casas que vamos dejando atrás tienen los balcones cerrados. Hacemos correr a nuestro coche, ganosos del hogar caliente y de la cama mullida. Todos duermen ya. ¿Todos? No; de pronto los faros iluminan, sobre el fondo oscuro, dos siluetas viriles. El haz luminoso se quiebra en los tricornios negros y en los fusiles vigilantes. Pasamos a su lado. Los saludamos. Y seguimos con emoción confortadora, en la que tal vez asoma un punto de remordimiento. Ellos quedan allí, velando por todos: austeros, severos, sencillos, como si no hicieran nada sobresaliente; con la robusta serenidad de lo duradero.

José Antonio Primo de Rivera.
La Nación, 20 de diciembre de 1930.

martes, 4 de septiembre de 2007

CREDO


Creo en una sola España. Madre fecunda, creadora del cielo limpio y la tierra varia. Y de todas las Américas de América. Y en un sólo pueblo español, primogénito entre los hijos de España; nacido de la Madre, antes de todos los descubrimientos.

Pueblo de pueblos, nación de naciones, verdadero Reino de reinos verdaderos.

Engendrado y hecho; consustancial al Mare Nostrum, por el cual fueron hechas Grecia y Roma; cuyas aguas, por nosotros y por nuestra
civilización, nos enviaron el Derecho.

Y la Cruz.

Y por obra del Apóstol Santiago, la Cruz encarnó en Iberia pagana. Y se hizo España. Y corrieron los tiempos. Y, por nuestras culpas, España fue crucificada; padeció bajo el poder de la Media Luna y fue sepultada. Y resucitó al octavo siglo, según las crónicas. Y subió a las cumbres, donde estuvo sentada a la diestra de la Gloria. Y, por nuestra desidia, hubo de bajar al suelo y ser juzgada por amigos y enemigos. Y su imperio tuvo fin. Pero no su aliento.

Creo en el amor a España, soplo vivificante que procede del honor y va hacia el mañana. Creo en el genio de España, horno de virtudes y redoma de mezquindades; pero creo en España. La cual, con sus pueblos de aquí y de allá, debe ser justamente venerada, respetada y glorificada; que habló por boca de sus ejemplos, calló por dignidad y tiene pedida la palabra.

Y creo en Castilla, que es una, santa y dolorida. Creo en las barras de Cataluña, en las cadenas del rey Sancho y en las Asturias de Santillana. Creo en el león de León y en la granada de Granada. Creo en el tañido de Compostela y en las Vascongadas de España.

Creo en una sola España.

Creo en la comunión de sus pueblos. Confieso una sola bandera por símbolo de esta fe, y por testigo de la Patria. Y espero la resurrección de los muertos a España.

Y aliento para todos.

El espíritu esté siempre con nosotros.

Y en el Derecho.


JUAN LUIS CALLEJA

UNA DE ALMOGÁVARES


UNA DE ALMOGÁVARES

De ese centenario se ha hablado poco, pues nadie puede hacerse fotos a su costa. Hace setecientos años justos, además de salvar el imperio bizantino del avance turco, los almogávares arrasaron Grecia. Fue un episodio sólo comparable a la conquista de América por bandas de aventureros sin nada que perder salvo el pellejo –que se cotizaba a la baja– y con todo por ganar si salían vivos. Pero en esta España donde los libros escolares no los determina la memoria, sino el pesebre donde trinca tanto sinvergüenza periférico y central, esas historias han sido eliminadas, o manipuladas en beneficio de los golfos que organizan el negocio en plazos de cuatro años: los que van de una urna a otra. El resto importa un carajo. De los almogávares, como de lo demás, no se acuerda casi nadie. Eran políticamente incorrectos.

Madrugando el siglo XIV, el emperador de Bizancio pidió ayuda para frenar el avance de los turcos, y la corona de Aragón envió sus temibles Compañías Catalanas. Lo hizo para quitárselas de encima. Estaban integradas por almogávares: mercenarios endurecidos en las guerras de la Reconquista y en el sur de Italia. Sus oficiales, de mayoría catalana, eran también aragoneses, navarros, valencianos y mallorquines. En cuanto a la tropa, el núcleo principal procedía de las montañas de Aragón y Cataluña; pero las relaciones mencionan apellidos de Granada, Navarra, Asturias y Galicia. Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la señera cuatribarrada de Aragón. Sus gritos de guerra eran Aragón, Aragón, y el terrible, legendario, Desperta, ferro.

La historia es larga, tremenda, difícil de resumir. Seis mil quinientos almogávares recién desembarcados en Grecia destrozaron a fuerzas turcas muy superiores, matando en la primera batalla a trece mil enemigos, sin dejar con vida –eran tiempos ajenos al talante, al buen rollito y al diálogo entre civilizaciones– a ningún varón mayor de diez años. En la segunda vuelta, de veinte mil turcos sólo escaparon mil quinientos. Y, tras escaramuzas menores, en una tercera escabechina los almogávares se cepillaron a dieciocho mil más. Eran letales como guadañas. Además, entre batalla y batalla –españoles a fin de cuentas– pasaban el rato apuñalándose entre sí por disputas internas, o despachando a terceros en plan chulito, como los tres mil genoveses a los que por un quítame allá esas pajas acuchillaron en Constantinopla, durante una especie de botellón que terminó como el rosario de la aurora.

A esas alturas, claro, el emperador Andrónico II se preguntaba, con los huevos por corbata, si había hecho bien contratando a semejantes bestias. Así que su hijo Miguel invitó a cenar a Roger de Flor, que era el jefe, y a los postres hizo que mercenarios alanos los degollaran a él y a un centenar largo de oficiales. Fue el 4 de abril de 1305. Después de aquello los griegos creyeron que la tropa almogávar, sin jefes, pediría cuartel. Pero eso era desconocer al personal. Cuando apareció el inmenso ejército bizantino para someterlos, aquellos matarifes oyeron misa y comulgaron. Luego gritaron: Desperta ferro, Aragón, Aragón, y se lanzaron contra el enemigo, pasándose por la piedra a veintiséis mil bizantinos en un abrir y cerrar de ojos. Lo cuenta Ramón Muntaner, que estuvo allí: no se alzaba mano para herir que no diera en carne.

No quedó sólo en eso. Enterados los almogávares de que nueve mil mercenarios alanos –los que aliñaron a Roger de Flor– volvían a su tierra licenciados y con familia, les salieron al paso, hicieron picadillo a ocho mil setecientos y se quedaron con sus mujeres. Después, durante una larga temporada y pese a estar rodeados de enemigos, se pasearon por Grecia saqueando y arrasando, por la patilla, cuanto se les puso por delante. Fue la famosa venganza catalana. Y cuando no quedó nada por robar o quemar, fundaron los ducados de Atenas y Neopatría: estados catalano-aragoneses leales al rey de Aragón, que aguantaron durante tres generaciones hasta que con el tiempo, el sedentarismo y el confort, se fueron amariconando –hijo caballero, nieto pordiosero– y quedaron engullidos, como el resto de Grecia, por la creciente marea turca que había de culminar con la caída de Constantinopla.

Y ésa, colorín colorado, es la historia de los almogávares. Admitan que es una buena historia. Vive Dios.

Arturo Pérez-Reverte

sábado, 1 de septiembre de 2007

POR UN PATRIOTISMO CULTO Y SANO


LA ADMINISTRACIÓN DE LA TRIBUNA DE ESPAÑA


EXPONE:

Que ante la reciente arenga por parte de algunas personas irresponsables desde una página web enfocadas hacia jóvenes manipulables con el fín de que éstos actúen contra las tumbas y restos de determinadas personalidades políticas de tendencia Izquierdista de manera vandálica.

Que debido a que semejantes ánimos intolerables se contraponen frontalmente con nuestra Ética y Moral Cristianas, dado que somos Cristianos practicantes en nuestra mayoría y los que no lo somos respetamos la tradición Cristiana de España.

Que dado que semejantes actos tan sólo servirían para alimentar medidas legislativas o judiciales contra los diversos movimientos patriotas y harían flaco favor a nuestro trabajo constructivo, siendo utilizadas en nuestra contra por los medios de comunicación del Sistema y dando una falsa y manipulada imágen del patriotismo.


Que puesto que no vamos a tolerar que ningún jóven fácilmente influenciable se deje arruinar la vida cometiendo tropelías que otros cobardes le van dictando buscando tan sólo su beneficio económico individual y propio.

Que al ser nuestras diversas ideologías elenco de virtudes y fuente de Estilo y Caballerosidad tanto en la entrega y lucha como en el respeto por el enemigo abatido y por los caídos por sus ideales pese a que esten equivocados.

AFIRMAMOS

El rechazo íntegro a esta medida así como a otras similares que tan sólo imitan las cometidas por maleantes de Izquierdas recientemente contra el camposanto de Paracuellos del Jarama.

Que desde estas páginas al igual que las políticas seguidas por todos los partidos, asociaciones y grupos del Movimiento Patriótico Español, se trabaja duro por fomentar un activismo sano, culto y comprometido que construye y une en lugar de promover o participar en semejantes tropelías de intereses cobardes y ruínes.

El no hacer ninguna concesión a los enemigos de la Patria en vida, dado que estamos juramentados a luchar con Valor, Gallardía y Honor, pero respetarlos en su rendición, derrota y a posteriori de su desaparición.

Que la mejor satisfacción para con nuestros jóvenes lectores es formarlos adecuadamente dotándolos de un intachable nivel cultural y unos métodos de defensa eficaz y resolutiva, pero contra peligros actuales, serios y puntuales.

SOLICITAMOS

En nombre de todos los que trabajamos y colaboramos por avanzar y alejarnos de los prejuicios y lastres que noticias como estas provocan, que ningún usuario de LTDE las secunde, ni participe en ellas.

Que sean sus responsables y promotores premiados con la ignorancia por parte de nuestra atención y esfuerzos y sean progresivamente aislados y expulsados de la familia patriótica.

Que lo culto y preparado sustituya a lo inútil, que lo constructivo soterre lo caótico, que lo Puro y Noble venza a lo cobarde, que lo que una asfixie a todo aquello que divida o retrase.

Que ojalá seamos capaces de perdonar y hacer valer la Nobleza que nos caracteriza después de cada victoria, y que a partir de ahí seamos humildes ante Dios, secundados por los Hombres de Bien y respetados y temidos por los dañinos.

Que nuestras energías se conduzcan únicamente a fortalecer los partidos y movimientos y a partir de ellos enfocarlos hacia la unidad patriótica haciéndola posteriormente extensible a toda una Nación Unida, Justa, Orgullosa y Próspera.



LTDE, a 31 de agosto de 2007.



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