Carta del General Núñez Martínez
Respuesta de Flores Thíes:
Mi General:
He leído tus comentarios en ATENEA sobre el Museo Militar de Toledo, y al hilo de tus palabras, quiero comentarte lo siguiente:
Escribes que “(..) y conseguir que el resultado final de tan discutida decisión como fue el traslado del Museo resultase en un beneficio para el patrimonio cultural español. Beneficio que conviene recordar que tenía dos vertientes: de un lado ampliar los espacios destinados al Museo del Prado y del otro dotar al Museo del Ejército de unas instalaciones que hasta el momento eran insuficientes”.
Lo de las dos vertientes no es del todo cierto, porque cuando se decidió desahuciar el Museo del Ejército de Madrid (idea de la socialista Alborch), se hizo con la insana intención de hacer sitio para el Prado, sin que se dijera nada de mejorar el museo expulsado (posteriormente por el “popular” Aznar). Lo que se sacó del Palacio del Buen Retiro, no tenía sitio previo para reinstalarse cuando ya se iniciaba el desalojo. Se empezó a hablar de meterlo, entre otros lugares posibles, en el cuartel de Conde Duque o en el del Infante don Juan, y parte se empezó a almacenar en los sótanos de la Escuela Superior del Ejército; unas piezas de artillería se enviaron a “Baterías” en Segovia, donde se morían de herrumbre y abandono, etc.
No es admisible lo de la “nostálgica visión”, porque somos muchos los que seguimos considerando aquel Museo desahuciado, como algo más que una continuada exposición de trofeos y cuadros, cerámica.., al estilo “Moneo”, especialmente en todo lo expuesto anterior al siglo XX. Durante muchos años, ese museo se ha visitado así y se consideraba, tal como estaba, como uno de los mejores del mundo. No nos imaginamos a “Los Inválidos” modificado por las “nuevas ideas museísticas”.
Otras zonas del antiguo museo sí necesitaban un menor amontonamiento, que se hubiera solucionado perfectamente enviado a Toledo todo lo referente a los siglos XX y XXI, con lo que los sectarios políticos se habrían quedado más tranquilos al no ver en Madrid la maqueta del Alcázar destruido, la paloma mensajera del capitán Cortés o el excepcional cuadro del artista cubano Izquierdo sobre “Paracuellos”, donde fueron asesinados varios miles de militares que con toda seguridad conocerían este museo que entonces se llamaba “Museo de Artillería”. Aquello de “Virgencita, déjame como estoy” o lo de “los ensayos con gaseosa”, viene perfectamente a esta situación artificialmente creada.
Escribes sobre “la acusación de la dispersión de las colecciones”. Es indudable que la desinformación ha permitido todo tipo de elucubraciones y temores, y gracias a la prensa, que cuenta las noticias como quiere, puede o según la secta política que paga, hemos ido siguiendo las vicisitudes de aquel inaudito desahucio. Aunque también gracias a la amistad personal con algún compañero metido en la operación, hemos tenido acceso a los diferentes proyectos, ideas, planes.., que iban cambiando con los años, al igual que los presupuestos y al igual las comisiones, patronatos etc. Pero lo de la dispersión es real, aunque se diga que ha sido en un porcentaje mínimo, lo que no quiere decir que en el futuro se disperse más. Cinco sextas partes de fondos almacenados son carne de exposiciones itinerantes o de cesiones “temporales” que se pueden eternizar, que la eternidad también es tiempo.
Apoya tristemente nuestros temores el triste ejemplo de la pasión, agonía y muerte del Museo Militar de Montjuich del que, aparte el vergonzoso abandono de Defensa, en algunas ocasiones se nos dieron toda clase de seguridades sobre su continuidad, incluida alguna carta de un Ministro de Defensa que conservo para la Antología del Disparate. Resulta estremecedor el hecho de que los mismos que eliminaron sin contemplaciones aquel Museo, son los que hoy quieren darnos lecciones de cómo ha de ser un Museo Militar. Hasta ahora, la única lección perfecta es cómo se destruye impunemente un Museo Militar, y sin que los militares chisten.
Los esfuerzos para quitar importancia a “los políticos” (¿por qué entre comillas?) caen en saco roto, porque la importancia de estos a la hora de decidir, incluso si un Museo Militar ha de sobrevivir, es indudable. Volvamos a repetir lo de la falta de información al no haber investigado de “primera mano”. Eso quisimos hacer en el ya reiterado caso del Museo de Montjuich con resultados desoladores.
Los propios responsables militares del Museo de Toledo son los que deberían haber hecho lo imposible para salir al paso de esas informaciones de prensa que al parecer eran falsas. No, mi general, no le quites importancia a las imposiciones de los políticos, esta vez sin comillas, que ellos van a lo suyo, y en lo suyo está la reacción sectaria contra la Historia de España reciente, cuya consecuencia más inmediata es la destrucción u ocultación de nuestro Patrimonio Histórico más reciente. Ahí tenemos a la ministra Chacón haciendo propaganda en Barcelona, de la mano del señor Montilla, el President(e) de la Generalidad, en apoyo de la reacción nacionalista contra el Tribunal Constitucional sobre el Estatut(o). No olvidemos que ella, como ministra, fue la responsable de la eliminación de un museo militar en Cataluña.
En cuanto a lo de la División Azul, no somos nosotros responsables de vuestra desinformación. Hace algún tiempo apareció en la prensa la noticia de que nada de la División Azul iría al “nuevo” museo ¿dónde está el desmentido de Defensa que, lógicamente debería haber sido inmediato? En cuanto al despacho de Moscardó, y nos imaginamos que otras muchas cosas relacionados con el sitio ¿has leído lo que dice ese señor llamado Constantino Méndez? Lo ha dicho la prensa ¿lo habéis desmentido?
Podría seguir hablando de este tema, pero, mi general, no nos engañemos, quienes imponen cómo y dónde se ha de instalar el museo desahuciado de Madrid son los políticos, y los actuales se consideran enemigos de todo lo referente al alzamiento nacional, considerándose, además, herederos políticos y morales de aquel criminal Frente Popular. Ellos llevan las riendas con puño firme. Vosotros sólo podéis ir paliando sus odios tratando de conservar lo esencial en espera de mejores vientos y tiempos, no os quitamos estos posibles méritos, pero, por favor, no quieras ocultarnos lo que a la vista está cada día y cada hora: el odio y el rencor a una parte de la Historia de España, de nuestra Historia de España.
Un día nos acercaremos a Toledo a visitar el museo, apretaremos los dientes y pasaremos por la puerta de esa pétrea y funcional fachada. Hemos visitado tantas veces el museo de Ejército madrileño, que sabremos comprobar sin dificultad qué es lo que se expone, qué es lo que falta y, en definitiva, observar en directo eso tan emblemático de la “moderna idea museística”.
Hemos perdido. Es indudable que quienes luchábamos por la conservación de nuestro museo, hemos perdido, y al final el rencor político ha ganado, pero lo peor de esta derrota es que han conseguido, después de muchos esfuerzos, dividirnos, han dividido al Ejército. Por un lado los “nostálgicos”, ¿y por el otro?
Respuesta de Flores Thíes:
Mi General:
He leído tus comentarios en ATENEA sobre el Museo Militar de Toledo, y al hilo de tus palabras, quiero comentarte lo siguiente:
Escribes que “(..) y conseguir que el resultado final de tan discutida decisión como fue el traslado del Museo resultase en un beneficio para el patrimonio cultural español. Beneficio que conviene recordar que tenía dos vertientes: de un lado ampliar los espacios destinados al Museo del Prado y del otro dotar al Museo del Ejército de unas instalaciones que hasta el momento eran insuficientes”.
Lo de las dos vertientes no es del todo cierto, porque cuando se decidió desahuciar el Museo del Ejército de Madrid (idea de la socialista Alborch), se hizo con la insana intención de hacer sitio para el Prado, sin que se dijera nada de mejorar el museo expulsado (posteriormente por el “popular” Aznar). Lo que se sacó del Palacio del Buen Retiro, no tenía sitio previo para reinstalarse cuando ya se iniciaba el desalojo. Se empezó a hablar de meterlo, entre otros lugares posibles, en el cuartel de Conde Duque o en el del Infante don Juan, y parte se empezó a almacenar en los sótanos de la Escuela Superior del Ejército; unas piezas de artillería se enviaron a “Baterías” en Segovia, donde se morían de herrumbre y abandono, etc.
No es admisible lo de la “nostálgica visión”, porque somos muchos los que seguimos considerando aquel Museo desahuciado, como algo más que una continuada exposición de trofeos y cuadros, cerámica.., al estilo “Moneo”, especialmente en todo lo expuesto anterior al siglo XX. Durante muchos años, ese museo se ha visitado así y se consideraba, tal como estaba, como uno de los mejores del mundo. No nos imaginamos a “Los Inválidos” modificado por las “nuevas ideas museísticas”.
Otras zonas del antiguo museo sí necesitaban un menor amontonamiento, que se hubiera solucionado perfectamente enviado a Toledo todo lo referente a los siglos XX y XXI, con lo que los sectarios políticos se habrían quedado más tranquilos al no ver en Madrid la maqueta del Alcázar destruido, la paloma mensajera del capitán Cortés o el excepcional cuadro del artista cubano Izquierdo sobre “Paracuellos”, donde fueron asesinados varios miles de militares que con toda seguridad conocerían este museo que entonces se llamaba “Museo de Artillería”. Aquello de “Virgencita, déjame como estoy” o lo de “los ensayos con gaseosa”, viene perfectamente a esta situación artificialmente creada.
Escribes sobre “la acusación de la dispersión de las colecciones”. Es indudable que la desinformación ha permitido todo tipo de elucubraciones y temores, y gracias a la prensa, que cuenta las noticias como quiere, puede o según la secta política que paga, hemos ido siguiendo las vicisitudes de aquel inaudito desahucio. Aunque también gracias a la amistad personal con algún compañero metido en la operación, hemos tenido acceso a los diferentes proyectos, ideas, planes.., que iban cambiando con los años, al igual que los presupuestos y al igual las comisiones, patronatos etc. Pero lo de la dispersión es real, aunque se diga que ha sido en un porcentaje mínimo, lo que no quiere decir que en el futuro se disperse más. Cinco sextas partes de fondos almacenados son carne de exposiciones itinerantes o de cesiones “temporales” que se pueden eternizar, que la eternidad también es tiempo.
Apoya tristemente nuestros temores el triste ejemplo de la pasión, agonía y muerte del Museo Militar de Montjuich del que, aparte el vergonzoso abandono de Defensa, en algunas ocasiones se nos dieron toda clase de seguridades sobre su continuidad, incluida alguna carta de un Ministro de Defensa que conservo para la Antología del Disparate. Resulta estremecedor el hecho de que los mismos que eliminaron sin contemplaciones aquel Museo, son los que hoy quieren darnos lecciones de cómo ha de ser un Museo Militar. Hasta ahora, la única lección perfecta es cómo se destruye impunemente un Museo Militar, y sin que los militares chisten.
Los esfuerzos para quitar importancia a “los políticos” (¿por qué entre comillas?) caen en saco roto, porque la importancia de estos a la hora de decidir, incluso si un Museo Militar ha de sobrevivir, es indudable. Volvamos a repetir lo de la falta de información al no haber investigado de “primera mano”. Eso quisimos hacer en el ya reiterado caso del Museo de Montjuich con resultados desoladores.
Los propios responsables militares del Museo de Toledo son los que deberían haber hecho lo imposible para salir al paso de esas informaciones de prensa que al parecer eran falsas. No, mi general, no le quites importancia a las imposiciones de los políticos, esta vez sin comillas, que ellos van a lo suyo, y en lo suyo está la reacción sectaria contra la Historia de España reciente, cuya consecuencia más inmediata es la destrucción u ocultación de nuestro Patrimonio Histórico más reciente. Ahí tenemos a la ministra Chacón haciendo propaganda en Barcelona, de la mano del señor Montilla, el President(e) de la Generalidad, en apoyo de la reacción nacionalista contra el Tribunal Constitucional sobre el Estatut(o). No olvidemos que ella, como ministra, fue la responsable de la eliminación de un museo militar en Cataluña.
En cuanto a lo de la División Azul, no somos nosotros responsables de vuestra desinformación. Hace algún tiempo apareció en la prensa la noticia de que nada de la División Azul iría al “nuevo” museo ¿dónde está el desmentido de Defensa que, lógicamente debería haber sido inmediato? En cuanto al despacho de Moscardó, y nos imaginamos que otras muchas cosas relacionados con el sitio ¿has leído lo que dice ese señor llamado Constantino Méndez? Lo ha dicho la prensa ¿lo habéis desmentido?
Podría seguir hablando de este tema, pero, mi general, no nos engañemos, quienes imponen cómo y dónde se ha de instalar el museo desahuciado de Madrid son los políticos, y los actuales se consideran enemigos de todo lo referente al alzamiento nacional, considerándose, además, herederos políticos y morales de aquel criminal Frente Popular. Ellos llevan las riendas con puño firme. Vosotros sólo podéis ir paliando sus odios tratando de conservar lo esencial en espera de mejores vientos y tiempos, no os quitamos estos posibles méritos, pero, por favor, no quieras ocultarnos lo que a la vista está cada día y cada hora: el odio y el rencor a una parte de la Historia de España, de nuestra Historia de España.
Un día nos acercaremos a Toledo a visitar el museo, apretaremos los dientes y pasaremos por la puerta de esa pétrea y funcional fachada. Hemos visitado tantas veces el museo de Ejército madrileño, que sabremos comprobar sin dificultad qué es lo que se expone, qué es lo que falta y, en definitiva, observar en directo eso tan emblemático de la “moderna idea museística”.
Hemos perdido. Es indudable que quienes luchábamos por la conservación de nuestro museo, hemos perdido, y al final el rencor político ha ganado, pero lo peor de esta derrota es que han conseguido, después de muchos esfuerzos, dividirnos, han dividido al Ejército. Por un lado los “nostálgicos”, ¿y por el otro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario