miércoles, 13 de julio de 2011

"Atacad como españoles", 70 aniversario de la División Azul


El 21 de junio de 1941, tres millones de soldados alemanes cayeron sobre la Unión Soviética. El ataque despertó una oleada de entusiasmo que llevó a cientos de miles de europeos a alistarse para combatir al comunismo. Es un reportaje de Fernando Paz.


España no quedó al margen de los acontecimientos, y 45.000 jóvenes formaron en las filas de una singular unidad militar que supo ganarse el reconocimiento del enemigo, por su valor, en el campo de batalla.

En diciembre de 1941, seis meses después de la invasión de la URSS, el Ejército Rojo contraatacaba en todo el frente. En el norte, setenta y cinco divisiones soviéticas cayeron sobre veintisiete germanas, con la finalidad de aflojar el cerco alemán en torno a Leningrado. La Wehrmacht resistió, si bien se vio obligada a ceder terreno para amortiguar el golpe.

Al sureste del lago Ilmen, que constituía una importante barrera en el dispositivo defensivo del Grupo de Ejércitos Norte alemán, en la pequeña localidad de Vsvad, había quedado atrapado un destacamento de unos 500 hombres pertenecientes a la 81ª división de la Wehrmacht.

Las unidades alemanas en la zona no estaban en disposición de auxiliar a sus camaradas, de modo que el general Busch solicitó a Muñoz Grandes su colaboración. Muñoz Grandes, que disponía de una compañía de esquiadores, se apresuró a dar su consentimiento.
La formación de dicha compañía era lo último en lo que había pensado el mando divisionario cuando, en los soleados días de junio, se abrieran los banderines de enganche. Así que la unidad de esquiadores, creada hacía mes y medio, tenía la peculiaridad de que ninguno de sus miembros había visto en su vida unos esquíes. Estaba constituida por unos efectivos de apenas doscientos seis soldados, a cuyo frente se hallaba el capitán Ordás, asturiano de 31 años y Medalla Militar Individual. Estos hombres debían liberar a los alemanes cercados en Vsvad.

Mantequilla petrificada

La compañía salió la madrugada del 10 de enero de 1942, pertrechada con nueve fusiles ametralladores y con municiones y vituallas para tres días.


Informan de que la radio no puede emitir mensajes y el lago se ha congelado formando unas grietas caprichosas y a menudo insuperables. Sobre su superficie apenas sale el sol a esas alturas del año, y la temperatura se desploma por debajo de los -40º C. Tiritando bajo sus uniformes, los españoles reciben la orden de combate de su general, al que idolatran: “Atacad como españoles”.

La noche del 11 de enero la compañía atraviesa seis grandes barreras de hielo. En las grietas, los caballos se ahogan en el agua y los hombres se ven obligados a sumergirse hasta la cintura. Los casos de congelación suben hasta los ciento dos, los trineos se hunden, la brújula deja de funcionar a causa del frío, la bruma cubre el cielo, el pan y la mantequilla se han petrificado. No hay nada para comer. Varios soldados sufren la amputación de ambas piernas. Pero los españoles siguen adelante.

Tras veintidós horas de marcha infernal, y a la vista de las tropas alemanas, lo que queda de la compañía cree alcanzado Vsvad, su destino. En realidad, sin brújulas, han ido a parar a Usstrika, quince kilómetros al este; la temperatura se hunde hasta los -50º C. Además de los 102 congelados, hay que prescindir de otros cuarenta y seis; en total, quedan menos de sesenta hombres. Muñoz Grandes no piensa en dar marcha atrás, y Ordás tampoco se arredra: “Seguid adelante hasta morir; o se les salva (a los alemanes de Vsvad) o hay que morir con ellos, aunque queden todos los nuestros sobre el hielo...”.

Cruz de Hierro

Entre tanto, el Ejército Rojo se lanza al ataque y la compañía debe ser empleada en la defensa de una posición de la 81ª división. Los días 13 y 14, parte de los restos de los esquiadores, con ayuda de un puñado de letones y alemanes, ocupa una serie de pequeñas localidades rusas antes de retomar su misión. Allí son aplastados por fuerzas soviéticas muy superiores; veintitrés esquiadores más caen en combate.

El cuerpo principal de la menguada tropa de Ordás se dirige al fin hacia Vsvad, cuya guarnición ha salido de la localidad para establecer una posición defensiva más al Oeste. Se establece el contacto con los estupefactos alemanes la mañana del 21 de enero.


En el camino de regreso a las posiciones de partida, los españoles solo pueden utilizar frente a los asaltos rojos las granadas de mano; ametralladoras y fusiles se han congelado. El termómetro desciende hasta los -58º C.

Tres días después, el 24, Ordás da por terminada la operación y hace balance: “Mi general, quedamos doce combatientes”. Tanto Muñoz Grandes como los alemanes no pudieron sino sentirse sobrecogidos. El tributo al heroísmo de la unidad española queda reflejado en la concesión de la Medalla Militar Colectiva a la compañía y la Individual a Ordás -concesión extensiva al teniente Otero. Ordás recibió también la Cruz de Hierro de 1ª clase y distribuyó otras treinta y una cruces de hierro a sus soldados. Muy pocos pudieron exhibirla a su regreso a España.

http://www.intereconomia.com/blog/mejores-noticias-alba/atacad-espanoles-70-aniversario-division-azul-20110706

1 comentario:

José Manuel (LOBO_IBERO) dijo...

¡¡¡…HONOR, GLORIA, Y VENERACION…a todos los Divisionarios de nuestra querida, y jamas olvidada…BLAU DIVISION, DIVISION 250, O LA DIVISION AZUL..!!!. Se puede decir mas fuerte, pero no mas claro…

Un cordial saludo, como siempre.

¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!