jueves, 4 de octubre de 2007

¡FUERON APÓSTOLES Y MÁRTIRES!


¡FUERON APÓSTOLES Y MÁRTIRES!

En las primeras páginas del libro "El Terror Rojo", recoge Javier Esparza, su autor,una frase de Cambó, según la cual fue la Iglesia misma la culpable de la persecuciónque sufrió. Decía así el político catalán: "Si hubieren sido apóstoles, hoy noserían mártires". Esparza admite la posibilidad de que la afirmación fuera adecuadapara una época anterior a al República, pero no para después de 1930.

Pues tampoco para los años anteriores a la República. Aunque aparentemente laJerarquía seguía vinculada a la farsa de monarquía que España padecía desde 1833,una gran parte de la Iglesia, la mejor, estaba junto al pueblo, trabajaba enbeneficio del pueblo y hacía apostolado entre el pueblo.

Los gobiernos de Isabel (II) hicieron todo lo posible para eliminar la influencia dela Iglesia, para apartar a los españoles de la Fe. Mediante la desamortización elEstado se apoderó de los bienes de muchas fundaciones que servían para sostenerinstituciones de caridad y enseñanza, con las que la Iglesia realizaba su apostoladoentre los más desfavorecidos. Con la exclaustración y supresión de comunidadesreligiosa amplios sectores de la sociedad española, especialmente los más humildes,quedaron desasistidos espiritualmente. La culpa de esa falta de apostolado hay quecargarla a los liberales, a los correligionarios del Sr. Cambó.

La Iglesia reacciona. Es impresionante la cantidad de congregaciones que se fundandurante la Restauración y la expansión que experimentan otras ya existentes. Lamayor parte dedicadas a la enseñanza y a la atención de enfermos y ancianos. Todoello sin la menor ayuda del Estado y teniendo que soportar muchos trámites legales.También el Estado reaccionó y a punto estuvo de prohibir la enseñanza a losreligiosos con la famosa "Ley del Candado" de 1911.

Fueron mártires, precisamente porque habían sido apóstoles. Todos los intentos deasociar la persecución religiosa a una posible alineación de la Iglesia con lasclases dominantes, carecen de fundamento. Al contrario: una mirada imparcial sobrelos campos en que las congregaciones religiosas ejercían su apostolado nos hará verla cantidad de escuelas, regidas por religiosos, en que eran instruidos los hijos delos trabajadores.

La persecución a la Iglesia sólo es explicable por un odio a la misma inculcado enel pueblo por quienes se proclamaban sus redentores. Por quienes nada hacían por él,salvo buscar una fuerza para sus violencias mientras no sólo lo mantenían en suignorancia, sino que les embaucaban con utopías.

Fueron décadas de propaganda anticatólica, tolerada por una monarquía que se titulaba católica. Para las clases superiores, la universidad infiltrada por lasInstitución Libre de Enseñanza. Para el pueblo bajo, periodicuchos plagados deburlas y calumnias contra la Iglesia y el clero, como "Fray Lazo", "La Traca". "ElRuido" y demás.

La labor de la Iglesia junto al pueblo fue importante. Pero no pudo llenar el vacíoque había dejado la persecución del siglo XIX. Además los enemigos eran muchos, muypoderosos, muy variados y perfectamente organizados.

Sabían a dónde dirigían sus tiros. Ya durante la Semana Trágica de Barcelona,"pagaron el pato" las escuelas católicas que en los barrios barceloneses, enseñaba alos hijos de los obreros. Los claretianos, de reciente fundación para misionar enlos ambientes más humildes, presentan el mayor número de martirizados. Siguen losfranciscanos, la orden que exalta la pobreza. Luego van escolapios, maristas ylasallianos, que ejercían la enseñanza preferentemente en ambientes humildes.Impresionan e indignan los martirios de los frailes de San Juan de Dios arrancadosde los hospitales donde atendían a los enfermos más necesitados. Nada digamos de lainmensa legión de sacerdotes rurales que atendían los pueblos más pobres de lageografía española. Repetimos que sabían a dónde dirigían sus tiros: hicieron losmártires entre los mejores de los apóstoles.

Mención especial hemos de hacer del P. José Gafo Muñoz O. P. sus desvelos por lostrabajadores le habían granjeado una cierta amistad con dirigentes de la UGT.También será beatificado el día 28 de octubre.

Con su brillante frase, que tanto habrá gustado a nuestros liberales católicos,siempre propensos a poner atenuantes a los desmanes de la Revolución y a echar a laIglesia la culpa de todo, Cambó descubrió su esquema mental, según el cual laReligión debe servir para tener domesticados a los trabajadores.

En efecto: lamenta que la acción de la Iglesia no hubiera sido capaz de mantener atodo el pueblo apartado de las doctrinas marxista y anarquistas. Es la clásicamentalidad del burgués de derechas que considera útil la Religión por sus efectos enla moralidad de los pueblos. "El catecismo es bueno para los obreros; para que seanmás humildes". Frase que escuchamos en nuestra niñez en la representación de unentremés en la catequesis, puesta en boca de un señoriíto. Y está en perfectasintonía con lo que dijo Voltaire (al menos eso dicen que dijo): "Si Dios noexistiera, habría que inventarlo".

La frase de Cambó es la expresión del egoísmo de una clase materialista, queprescinde de Dios pero que quiere la religión para otros, a quienes considerainferiores, para que se porten adecuadamente como "buenos chicos" y no perturben susdigestiones.Comunión Tradicionalista

Carlos Ibáñez Quintana (03/10/07)


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