Un saludo desde esta maravillosa capital compostelana, capital de Galicia y residencia del patrón. Una vez más nuestro programa escapa a su estudio habitual en la calle Silva de Madrid y lo hace, por primera vez, saliendo también en busca de nuestros video-oyentes fuera de la capital de España.
No es de extrañar que hayamos elegido como primera estación del viaje – y desde luego no la última – Santiago de Compostela. Estamos en año Santo Compostelano, el segundo del milenio, y ello nos brinda uno de los motivos de nuestra perpetua lucha: la lucha por nuestra cultura, por nuestra civilización, por nuestros valores, por nuestra memoria.
Así pues, a escasos metros del Santo Patrón de España, al que sin duda visitaremos hoy por la Puerta del Perdón, iniciamos un capítulo más de nuestro programa y una vez más obligados por los acontecimientos, a conjugar la más rabiosa actualidad política con nuestra defensa insobornable de la verdadera memoria histórica. Con la asunción de nuestra historia tal como fue; con sus errores y sus aciertos; con sus gestas y heroicidades: eso, ni más ni menos, es la patria: el testigo que en su conjunto recogemos de nuestro pasado para entregarlo a nuestros herederos.
Parecen, sin embargo, no entenderlo nuestros gobernantes o, a lo peor, lo entienden tan bien y tienen tan asimilado su papel destructor, que no pueden cejar en su empeño.
Nos despachamos a diario con la retirada de las placas de la Plaza de “Arriba España”; con la solicitud de un diputado comunista de cambiar el nombre de un aeropuerto por sus claras connotaciones fascistas – y siempre al amparo de la Ley de Memoria Histórica -: el de Alfonso XIII de España.... y Primero de Cartagena. En Cáceres, la ilustrada alcaldesa está a la espera de que le confirmen en Cultura que el escudo retirado el pasado mes de marzo por órdenes suyas es el de los Reyes Católicos y no el que ella ha denominado “preconstitucional”.
No nos queda más remedio que hacer un alto en este editorial y conceder nuestro premio a la Imbécil Internacional del año, que habíamos dejado de entregar en los últimos programas: Carmen Heras; Cateta; el escudo de los Reyes Católicos es el preconstitucional, como tantos otros previos a la Constitución del 78. El que usted busca, en cambio, es precisamente el Constitucional. El que ilustra la vigente Carta Magna en su portada, el de las pesetas del mundial del Naranjito (1982). El que tiene, como el de los Reyes Católicos, un Yugo y unas Flechas en las garras del Águila, señas de Ysabel y Fernando que tanto montaban a pesar de no haber intervenido Bibiana Aído y su Ministerio de Igual-da. Por eso es una burrada, una burda canallada, que al amparo de una ley partidaria y revanchista, pero que delimita los períodos a 1975, se trate de arrancar el escudo de 1981.
No es el primer caso. Aquí, en esta tierra, el insigne general Millán Astray, el hijo predilecto de La Coruña, cuyo padre nació en esta misma Santiago de Compostela, ha visto como era arrancada su estatua y sus honores, concedidos en 1920.
Aquí, en esta tierra, el comandante militar de La Coruña y Lugo, el coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda (esperamos poder llamarlo Coronel Navarro), fue destituido, arrestado y sancionado por contestar confidencialmente a preguntas del mando, por la única vía reglamentaria que tienen tanto él, como el mando, de expresar y conocer, respectivamente las opiniones militares.
Hemos vivido también cómo la izquierda cobarde y revanchista, incapaz de ganar en el campo de batalla, convocó un concurso de trofeos de la memoria histórica, que no fue otra cosa que la turba entregada a sus más bajas pasiones: el odio, el rencor, la venganza, la destrucción sin control. Y en Cuelgamuros, por poner un ejemplo vivo, asistimos a la cima de la perversión.
En un solo símbolo, en un solo lugar, lograrán destruir la Cruz y la Piedad, cuyo desmontaje empieza en breve; las sepulturas de Franco y de José Antonio; la libertad de practicar nuestro culto, la libertad de expresión y la libertad política.
Y una vez más clamaremos a la Resistencia. Porque en Galicia la última hija del fundador de la Legión y el Coronel Navarro han resistido, están resistiendo con la inestimable ayuda del abogado y camarada Ignacio Menéndez.
Porque en Madrid, y en el resto de España ha nacido MYL, aunando las voluntades de varias organizaciones, medios de comunicación, asociaciones y particulares patriotas en defensa de la Memoria y la Lealtad.
Porque esta vez somos MYL y desde hoy, mil uno, pues La Gran Esperanza también se adhiere al proyecto de resistencia. Acomódense y escúchennos.
No es de extrañar que hayamos elegido como primera estación del viaje – y desde luego no la última – Santiago de Compostela. Estamos en año Santo Compostelano, el segundo del milenio, y ello nos brinda uno de los motivos de nuestra perpetua lucha: la lucha por nuestra cultura, por nuestra civilización, por nuestros valores, por nuestra memoria.
Así pues, a escasos metros del Santo Patrón de España, al que sin duda visitaremos hoy por la Puerta del Perdón, iniciamos un capítulo más de nuestro programa y una vez más obligados por los acontecimientos, a conjugar la más rabiosa actualidad política con nuestra defensa insobornable de la verdadera memoria histórica. Con la asunción de nuestra historia tal como fue; con sus errores y sus aciertos; con sus gestas y heroicidades: eso, ni más ni menos, es la patria: el testigo que en su conjunto recogemos de nuestro pasado para entregarlo a nuestros herederos.
Parecen, sin embargo, no entenderlo nuestros gobernantes o, a lo peor, lo entienden tan bien y tienen tan asimilado su papel destructor, que no pueden cejar en su empeño.
Nos despachamos a diario con la retirada de las placas de la Plaza de “Arriba España”; con la solicitud de un diputado comunista de cambiar el nombre de un aeropuerto por sus claras connotaciones fascistas – y siempre al amparo de la Ley de Memoria Histórica -: el de Alfonso XIII de España.... y Primero de Cartagena. En Cáceres, la ilustrada alcaldesa está a la espera de que le confirmen en Cultura que el escudo retirado el pasado mes de marzo por órdenes suyas es el de los Reyes Católicos y no el que ella ha denominado “preconstitucional”.
No nos queda más remedio que hacer un alto en este editorial y conceder nuestro premio a la Imbécil Internacional del año, que habíamos dejado de entregar en los últimos programas: Carmen Heras; Cateta; el escudo de los Reyes Católicos es el preconstitucional, como tantos otros previos a la Constitución del 78. El que usted busca, en cambio, es precisamente el Constitucional. El que ilustra la vigente Carta Magna en su portada, el de las pesetas del mundial del Naranjito (1982). El que tiene, como el de los Reyes Católicos, un Yugo y unas Flechas en las garras del Águila, señas de Ysabel y Fernando que tanto montaban a pesar de no haber intervenido Bibiana Aído y su Ministerio de Igual-da. Por eso es una burrada, una burda canallada, que al amparo de una ley partidaria y revanchista, pero que delimita los períodos a 1975, se trate de arrancar el escudo de 1981.
No es el primer caso. Aquí, en esta tierra, el insigne general Millán Astray, el hijo predilecto de La Coruña, cuyo padre nació en esta misma Santiago de Compostela, ha visto como era arrancada su estatua y sus honores, concedidos en 1920.
Aquí, en esta tierra, el comandante militar de La Coruña y Lugo, el coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda (esperamos poder llamarlo Coronel Navarro), fue destituido, arrestado y sancionado por contestar confidencialmente a preguntas del mando, por la única vía reglamentaria que tienen tanto él, como el mando, de expresar y conocer, respectivamente las opiniones militares.
Hemos vivido también cómo la izquierda cobarde y revanchista, incapaz de ganar en el campo de batalla, convocó un concurso de trofeos de la memoria histórica, que no fue otra cosa que la turba entregada a sus más bajas pasiones: el odio, el rencor, la venganza, la destrucción sin control. Y en Cuelgamuros, por poner un ejemplo vivo, asistimos a la cima de la perversión.
En un solo símbolo, en un solo lugar, lograrán destruir la Cruz y la Piedad, cuyo desmontaje empieza en breve; las sepulturas de Franco y de José Antonio; la libertad de practicar nuestro culto, la libertad de expresión y la libertad política.
Y una vez más clamaremos a la Resistencia. Porque en Galicia la última hija del fundador de la Legión y el Coronel Navarro han resistido, están resistiendo con la inestimable ayuda del abogado y camarada Ignacio Menéndez.
Porque en Madrid, y en el resto de España ha nacido MYL, aunando las voluntades de varias organizaciones, medios de comunicación, asociaciones y particulares patriotas en defensa de la Memoria y la Lealtad.
Porque esta vez somos MYL y desde hoy, mil uno, pues La Gran Esperanza también se adhiere al proyecto de resistencia. Acomódense y escúchennos.
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