El miércoles 16 de Junio entrará en vigor, previsiblemente, el último asalto al Estado del Bienestar; a la seguridad laboral de los trabajadores y sus conquistas sociales; al mantenimiento de la capacidad productiva de empresas, empresarios y trabajadores de toda condición. Aventurarse a decir en qué, exactamente, consistirá la nueva fechoría es arriesgado, toda vez que, cuales globos sonda, se han distribuido varias versiones del supuesto decreto – en algunos casos textos antagónicos – y se ha amenazado a los obligados a llegar a un acuerdo, con tomar medidas por decreto que a ninguno van a gustar. Es para ello para lo que se han distribuido varios textos: para forzar la máquina ante la sospecha, o el miedo, de que no hacerlo sea peor.
Pero tanto cuando se haya alcanzado dicho acuerdo – si llega – como si no se alcanza, se nos venderá la naturaleza “profundamente democrática” del procedimiento, y la capacidad del ejecutivo para tomar decisiones difíciles. Dejando a un lado que esa toma de decisión se la ha impuesto el resto de Europa, al cáncer que ostenta su presidencia de turno, entre el miedo de la mayoría y la risa de todos, es decir a Zapatero y su Ejecutivo, no podemos menos que apuntar unas severas arcadas pensando en que la imposición extranjera, pactada por patronal y sindicatos de clase, bajo coacción para lograr un resultado exigido previamente, o la imposición del Ejecutivo, con el mismo fin, puedan ser consideradas por nadie con dos dedos de frente, una “decisión democrática y representativa de la intención de la mayoría”.
Y es que – en palabras de un tal Sanz – “Parece como si, desde un primer momento, tanto teóricos como dirigentes se hubieran propuesto utilizar el sano principio de la Soberanía del Pueblo, precisamente para consagrar el dominio de los menos sobre los más, dando vida a la más grande y perversa paradoja que han conocido los siglos”.
Tal día como este, en que UGT se sube el sueldo un 7´5% en plena “cacicada” respecto de los funcionarios, algunos de los cuales militan en sus filas, a uno le viene a la memoria la actitud generosa y dedicada de un falangista que destinaba todas las retribuciones que no consideraba ajustadas a su esfuerzo, a crear fundaciones y poner en marcha proyectos de carácter sindical. Tal día como hoy en que se juzga, en diversos lugares de la geografía, si la recepción de trajes y otras dádivas son constitutivas de delito y cuando aún no se ha podido borrar la mancha indeleble de la corrupción, que contagió hasta el tuétano a la principal central obrera de clase, la UGT, por sus actuaciones, entre otros frentes, en las cooperativas de vivienda que dejaron en la calle a miles de confiados cooperativistas, o cuando observamos el enriquecimiento indecente del presidente del Congreso en plenos años de crisis, me viene a la memoria la actitud resuelta y documentada de un falangista que devolvía mediante recibo, cuantos regalos le parecían que sobrepasaban la mera atención sin intenciones ocultas.
Tal día como hoy, en que por más esfuerzo que pongo, no consigo recordar un solo logro sindical en 35 años de supuesta democracia; en que lo único que me viene a la cabeza es la utilización torticera de la huelga de pacotilla y los 250 millones de euros de liberados sindicales que soporta el entramado productivo, me viene a la cabeza la jornada de 14 horas de un falangista y me asaltan el pensamiento nombres sonoros, rotundos y profundos como Seguro Obligatorio de Enfermedad, Previsión Social, Formación Profesional, Obra del Hogar, Educación y Descanso, Colonización Agrícola, Obra de Cooperación, Obra de Artesanía, Convenio Colectivo, Ley de Procedimiento Laboral, Ley de Universidades Laborales, Ley de Seguro de Desempleo, Sistema de Colocación Obrera, Mutualidades Laborales, Agrarias, del Servicio doméstico y de los Trabajadores autónomos, Régimen de Ayudas familiares, Consejo del Trabajo, Patronato del Fondo Nacional de Protección al Trabajo, Economatos Laborales, Ordenación de la Emigración, Inspección de Trabajo, Ley de Participación del Personal de Empresa, Ley de La Seguridad Social Total....
Tal día como hoy, en que se destruye el Estado de Bienestar, en que se convierte a la mitad de la población en subsidiaria de la otra media, en que se habla del copago en la atención sanitaria y en la que el presidente del gobierno tiene la indecencia de afirmar en mítines y declaraciones, que nunca el sistema social fue tan solidario y estuvo el trabajador tan protegido, me asaltan conceptos y soluciones como la implantación de todas las especialidades para el Seguro Obligatorio, los servicios para productores económicamente débiles con o sin seguro, los servicios médico-farmacéuticos para productores en paro, la medicina del Trabajo, el seguro de Enfermedad en el campo, la legislación para accidentes de trabajo, el subsidio familiar general y agrícola, el seguro de maternidad, el de vejez, los préstamos a la nupcialidad, los Montepíos Laborales....
Tal día como hoy, en que sin apenas esfuerzo, cualquiera puede recordar todos y cada uno de los nombres de los diferentes dirigentes sindicales desde Marcelino Camacho hasta hoy, sin saber cuáles son sus méritos, me viene a la memoria un falangista vasco-navarro de la primera hora que pudo ser carlista, pero que oyó a José Antonio; un combatiente que dejó a dos hermanos en el frente y que también fue herido; que unió su esfuerzo y su trabajo a otros falangistas ilustres como Gerardo Salvador Merino y José Antonio Girón; que estuvo diez años al frente de la Delegación Nacional de Sindicatos y seis al frente del Ministerio de Trabajo, pero que, sin embargo, ha pasado a la historia por su discreción y su lealtad. Porque prefirió que perdurara la obra y no su autor; que ha sido referido como un tal Sanz y que se llamó Fermín Sanz-Orrio, falangista, Vieja Guardia, y al que hoy desde aquí, queremos rendir homenaje. De él y de su obra, hablaremos hoy aquí. Acomódense y escúchen.
Pero tanto cuando se haya alcanzado dicho acuerdo – si llega – como si no se alcanza, se nos venderá la naturaleza “profundamente democrática” del procedimiento, y la capacidad del ejecutivo para tomar decisiones difíciles. Dejando a un lado que esa toma de decisión se la ha impuesto el resto de Europa, al cáncer que ostenta su presidencia de turno, entre el miedo de la mayoría y la risa de todos, es decir a Zapatero y su Ejecutivo, no podemos menos que apuntar unas severas arcadas pensando en que la imposición extranjera, pactada por patronal y sindicatos de clase, bajo coacción para lograr un resultado exigido previamente, o la imposición del Ejecutivo, con el mismo fin, puedan ser consideradas por nadie con dos dedos de frente, una “decisión democrática y representativa de la intención de la mayoría”.
Y es que – en palabras de un tal Sanz – “Parece como si, desde un primer momento, tanto teóricos como dirigentes se hubieran propuesto utilizar el sano principio de la Soberanía del Pueblo, precisamente para consagrar el dominio de los menos sobre los más, dando vida a la más grande y perversa paradoja que han conocido los siglos”.
Tal día como este, en que UGT se sube el sueldo un 7´5% en plena “cacicada” respecto de los funcionarios, algunos de los cuales militan en sus filas, a uno le viene a la memoria la actitud generosa y dedicada de un falangista que destinaba todas las retribuciones que no consideraba ajustadas a su esfuerzo, a crear fundaciones y poner en marcha proyectos de carácter sindical. Tal día como hoy en que se juzga, en diversos lugares de la geografía, si la recepción de trajes y otras dádivas son constitutivas de delito y cuando aún no se ha podido borrar la mancha indeleble de la corrupción, que contagió hasta el tuétano a la principal central obrera de clase, la UGT, por sus actuaciones, entre otros frentes, en las cooperativas de vivienda que dejaron en la calle a miles de confiados cooperativistas, o cuando observamos el enriquecimiento indecente del presidente del Congreso en plenos años de crisis, me viene a la memoria la actitud resuelta y documentada de un falangista que devolvía mediante recibo, cuantos regalos le parecían que sobrepasaban la mera atención sin intenciones ocultas.
Tal día como hoy, en que por más esfuerzo que pongo, no consigo recordar un solo logro sindical en 35 años de supuesta democracia; en que lo único que me viene a la cabeza es la utilización torticera de la huelga de pacotilla y los 250 millones de euros de liberados sindicales que soporta el entramado productivo, me viene a la cabeza la jornada de 14 horas de un falangista y me asaltan el pensamiento nombres sonoros, rotundos y profundos como Seguro Obligatorio de Enfermedad, Previsión Social, Formación Profesional, Obra del Hogar, Educación y Descanso, Colonización Agrícola, Obra de Cooperación, Obra de Artesanía, Convenio Colectivo, Ley de Procedimiento Laboral, Ley de Universidades Laborales, Ley de Seguro de Desempleo, Sistema de Colocación Obrera, Mutualidades Laborales, Agrarias, del Servicio doméstico y de los Trabajadores autónomos, Régimen de Ayudas familiares, Consejo del Trabajo, Patronato del Fondo Nacional de Protección al Trabajo, Economatos Laborales, Ordenación de la Emigración, Inspección de Trabajo, Ley de Participación del Personal de Empresa, Ley de La Seguridad Social Total....
Tal día como hoy, en que se destruye el Estado de Bienestar, en que se convierte a la mitad de la población en subsidiaria de la otra media, en que se habla del copago en la atención sanitaria y en la que el presidente del gobierno tiene la indecencia de afirmar en mítines y declaraciones, que nunca el sistema social fue tan solidario y estuvo el trabajador tan protegido, me asaltan conceptos y soluciones como la implantación de todas las especialidades para el Seguro Obligatorio, los servicios para productores económicamente débiles con o sin seguro, los servicios médico-farmacéuticos para productores en paro, la medicina del Trabajo, el seguro de Enfermedad en el campo, la legislación para accidentes de trabajo, el subsidio familiar general y agrícola, el seguro de maternidad, el de vejez, los préstamos a la nupcialidad, los Montepíos Laborales....
Tal día como hoy, en que sin apenas esfuerzo, cualquiera puede recordar todos y cada uno de los nombres de los diferentes dirigentes sindicales desde Marcelino Camacho hasta hoy, sin saber cuáles son sus méritos, me viene a la memoria un falangista vasco-navarro de la primera hora que pudo ser carlista, pero que oyó a José Antonio; un combatiente que dejó a dos hermanos en el frente y que también fue herido; que unió su esfuerzo y su trabajo a otros falangistas ilustres como Gerardo Salvador Merino y José Antonio Girón; que estuvo diez años al frente de la Delegación Nacional de Sindicatos y seis al frente del Ministerio de Trabajo, pero que, sin embargo, ha pasado a la historia por su discreción y su lealtad. Porque prefirió que perdurara la obra y no su autor; que ha sido referido como un tal Sanz y que se llamó Fermín Sanz-Orrio, falangista, Vieja Guardia, y al que hoy desde aquí, queremos rendir homenaje. De él y de su obra, hablaremos hoy aquí. Acomódense y escúchen.
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