viernes, 18 de mayo de 2012

Pequeña reseña de la AC Juan Ignacio In Memoriam en Valencia



Crónicas de la presentación de la AC Juan Ignacio In Memoriam en Valencia, en las Jornadas de la Primavera Valenciana, las hay y las habrá en cantidad, exhaustivas y con una relación de detalles que escapa a las modestas pretensiones de ésta página, dedicada desde su nacimiento de forma absoluta y exclusiva a las actividades culturales, con particular interés sobre los libros.
No pretendemos pues, enmendarle la plana a nadie o hacer un trabajo de periodismo aficionado. No solo no es nuestra costumbre, sino que sería una falta de respeto para quien, oficialmente, si lo ha cubierto con el prisma de la completitud, del que nosotros carecemos.
Pero sí consideramos lo suficientemente interesante el acontecimiento para apuntar dos apostillas, no a modo de "randglossen", ni mucho menos como una suerte de prensa rosa, sino como aspectos que consideramos tremendamente significativos como para hacer hincapié en ellos.
En primer lugar, la impresión general de la jornada no pudo ser mejor. Y no por la calidad de los participantes, que fue elevada, ni por la perfecta organización que hizo que esos pequeños "fallos del directo" pasaran prácticamente desapercibidos. No. Fue insuperable porque, quizá por las características de asociación, y no de partido político, o quizá por otras causas que desarrollaremos a continuación, la afluencia (elevada) de personas afines desde distintas perspectivas a lo que, permitan a este pobre redactorcete que lo llame así, "la causa" fue en extremo cordial y animada. Personas que en otras circunstancias hubieran terminado a bofetones, debatían entre sí cordiales, mezclándose unos con otros. De todos los palos y edades, desde Falange Española de las JONS a Democracia Nacional, pasando por España 2000, Resistencia Estudiantil , etc. Personas activas, jóvenes y otros con juventud acumulada, que no habían salido de su sofá desde los tiempos de Fuerza Nueva, juntos. Y a todos, el aliento les olía a España. A esa España que quizá un día les llame a todos a la vez para que compartan trinchera y su sangre se mezcle sin importar de donde han venido, sino a donde han ido.
En segundo lugar, y aquí entran esas otras causas a las que aludíamos, porque vista la situación de esta "Ex-paña", magnífico término acuñado por el maestro Rafael García Serrano, buena parte de los presentes eran conscientes de que ése se trataba de uno de los últimos cartuchos. No podemos seguir con discusiones bizantinas sobre el sexo de los ángeles, pues mientras nos enzarzamos entre nosotros, los turcos saltan al asalto los muros de Bizancio.
No quedan más que ganas de gritar, con toda la potencia que seamos capaces, reclamando para nosotros mismos lo que hace ya demasiadas décadas pedimos para España:
¡UNIDAD! ¡UNIDAD! ¡UNIDAD!
 

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