"Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia"
Palabras como estas, escritas por el fundador de Falange Española en vísperas de su muerte en Alicante -hace ahora 72 años- reflejan claramente su espíritu reconciliador. Fracasados sus intentos de mediar entre el Gobierno de la República y los militares que lideraban al bando alzado, José Antonio Primo de Rivera murió fusilado por las balas del odio.
Un odio que, aún hoy, se percibe en las declaraciones y actos de algunos jueces y políticos españoles empeñados en refrescar parcialmente -esto es, con parcialidad- la memoria de aqueños años terribles.
Pero el patriota y revolucionario que fuese José Antonio no murió por odio, sino por amor, y ese gesto de amor nos compromete a todos nososotros, discípulos suyos.
Frente al odio del separatismo que amenaza la unidad de la Patria, redoblemos nuestro amor por los hombres y las tierras de España entera.
Frente al egoismo que posibilita la explotación del hombre por el hombre, opongamos con generosidad nuestra lucha por la justicia social.
Frente a la cultura de la muerte que entenebrece a nuestra mundo, alumbremos un nuevo mundo en defensa de la vida.
Este es nuestro homenaje.
JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA
¡PRESENTE!
20/11/1936 - 20/11/2008
Escrito por Norberto Pico
1 comentario:
Hermoso y emocionante texto.
Publicar un comentario