viernes, 12 de diciembre de 2008

…si usted lo dice, señor Bono


Gracias a la Madre Maravillas de Jesús he hallado la paz y gracias a Pepe Bono, presidente del Congreso de los Diputados, he encontrado certezas. Pocas veces la verdad se hace evidente a nuestros ojos y cuando eso ocurre entendemos con plenitud que, por ejemplo, la Madre Maravillas, perseguida a muerte por el Frente Popular, hizo más por los pobres y los desheredados, por los humildes y los menesterosos, que los socialistas y su UGT a lo largo de sus ciento y pico años de ‘honradez’.

Hágase la luz. Y la luz se ha hecho gracias al innecesario bodevil sobre la placa de quita y pon en el Congreso a la Madre Maravillas de Jesús. Iniciativa encabezada por el esclavo aguador del PP, o sea de Poncio Pilatos, un tal Jorge Fernández Díaz quien al final se asustó y reculó cuando cantó el gallo del PSOE y acabó lavándose las manos y la conciencia donde todos los cobardes hacen sus abluciones desde hace más de dos mil años: en la jofaina de Pilatos.

Jorge Fernández Díaz ignora, y por eso es diputado del PP, o sea de Poncio Pilatos, que no hay dignidad en la resignación, sólo importancia. Ignora Jorge Fernández Díaz que la dignidad está en recorrer el camino, todo el camino, aferrado a tus principios y a tus valores y que cuando renuncias a ellos o los traicionas estás muerto, tal y como nos enseñó la Madre Maravillas del periodismo, Oriana Falacci.

Hágase la luz. Y la luz se ha hecho iluminando una certeza, que hasta ahora era sólo una sospecha, en las palabras de José Bono sobre el encaste genético y el linaje maternofilial del PSOE, su propio partido nutricio del que Bono asegura que está lleno de “hijos de puta”. No sabía yo que Bono pudiera ser tan poético en la definición de sus propios compañeros, pero si él lo dice no seré yo el que lo ponga en duda. Pepe Bono, como buen cateto, de Armani pero buen cateto, es muy refranero, por eso debería saber que de lo contado como el lobo y que la gente es muy receptivaa a la malediciencia; en este caso a su maledicencia sobre “lo hijoputas que son los socialistas” que votaron en contra de la placa en honor de la Madre Maravillas de Jesús.

Las palabras de Bono han traspasado todas las fronteras de lo dicho hasta el momento, y ya no pueden ser retiradas. Y lo cierto es que, ante lo lacerante de la verdad expresada por el presidente del Congreso, nadie sabe qué hacer con la clamorosa estela de silencio que sus palabras han dejado. Yo sí sé qué hacer: utilizar la falsa ignorancia del método interrogatívo de Sócrates para enunciar una verdad determinada, y como es más fácil ignorar una pregunta oblicua que una directa y dando por sentado que preguntar no es ofender:

-Bono, ¿pero es que hay alguien en el PSOE que no sea un “hijo de puta”?
EDUARDO GARCÍA SERRANO

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