martes, 28 de octubre de 2008

JOSE ANTONIO EN EL ESCENARIO (por Arturo Robsy)


Un admirable camarada, buen escritor con enorme capacidad para observar al hombre, ha puesto a disposición de todos el libro Por amor al Joven César, un libro de estampas falangistas que observa a José Antonio en diversos momentos de su prometedora vida.
Ha coincidido, voluntariamente, con esta semana esperanzada del 27 al 2, que abarca la esperanza de la redención de España, el día del atender de los difuntos y la gloria de todos los santos.
Mañana se reunen la memoria y la lealtad en el recuerdo agradecido del acto de confirmación de la fundacón de la Falange Española, un movimiento para la redención del hombre, atrapado entre las aristas del liberalismo y del marxismo. Aquel momento ha trascendido y llena como hierro al rojo, setenta y cinco años de vidas y lealtades, pero también de silencios y traiciones.
Por amor al Joven César termina cuando José Antonio, muerto, lanza una última mirada al mundo. Le falta algo fundamental, que aquí queda:



JOSE ANTONIO EN EL ESCENARIO

Por voluntad de Dios, José Antonio vuelve con los suyos cuando el otoño se abre, en flor, los veintinueve de Octubre, portal de todos los santos y de todos los muertos.


Baja en una chispa del tiempo y pisa el escenario. Contempla la emoción de las caras, la fuerza de las palabras que legó, la voluntad de generar mejores mundos y superiores metas. El joven de la tercera fila, que aprieta la mandíbula y duda entre la emoción y la alegría. El otro, que descubre, una vez más, palabras aladas que le levantan sobre las miserias. Todo tiene sentido.


Un Falangista, tras el atril, lee el discurso del teatro de la Comedia, tan vivo y cierto como en 1936; tan urgente como en 1936. Tan decidido a rechazar la desesperanza y a predicar la alegría, la vida como servicio y el corazón como condición.


Por voluntad de Dios, sencillamente Dios, José Antonio se hace ritmo de cada palabra. "Nada de un párrafo de gracias. Escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo." Así lee el falangista con la voz amplia y clara.


Mira el Joven César: ve a los hombres y cómo desde ellos sale, disipándose, la bruma de España. Ve en España al hombre y en el hombre a España.


"...aspira a llegar en la injusticia a tantos grados más allá cuantos más acá llegaran en la injusticia los sistemas liberales." Lee el falangista


El César ya sabe más que cuando dijo aquello. La vida, si no se mide, es sólo injusticia para todos. La vida, si no se cuida, contiene el horror.


"¡Dios, qué buen vasallo si oviera buen señor! Eso vinimos a encontrar nosotros en el movimiento que empieza en este día: ese legítimo soñar de España."


Dios, Dios. -dice José Antonio- Fue un infierno voluntario tener un sentido permanente ante la historia y ante la vida. Y una gloria del honor y de la llama.


"...no es una manera de pensar: es una manera de ser..." -leen.


Hay algo más, Dios. Dejar una señal en este aire de plata. Se vuelca sobre el falangista que lee. Le coge el corazón y la garganta. Inspira.


"¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete polvo, sudor y hierro, la injusticia que duele y la verdad brava que mata! La poesía que no ha de terminar nunca de quemar el alma."


El lector se detiene. Mira las líneas de palabras. Ha leído lo que José Antonio no dijo y, sin embargo, siente triunfo y fuerza en la entraña.


La novia le besó cuando salían: -Hubo un momento que pareciste José Antonio.


-Alguna vez todos lo parecemos. -Cuando leiste que se prometía la verdad que mata.


-Los escenarios no se vacían nunca. Siempre quedan los sueños.


Que nuestra vida alumbre.Que nuestra muerte tenga el nombre de España y que Dios, desde lo alto, nos sonría.


Arturo ROBSY


1 comentario:

Ramiro Semper dijo...

Cuando escribo estas líneas para comentar el hermoso artículo, vengo del acto del Teatro Infanta Isabel. Un gran periodista, Alfredo Amestoy, ha leído junto a un hijo de Rafael García Serrano el discurso fundacional. Miembros de todas las familias falangistas hemos escuchado emocionados aquellas palabras de lucha y esperanza en una España que, desgraciadamente, tiene demasiados paralelismos con la actual. Hoy, sin duda, José Antonio ha estado en el escenario del Infanta Isabel.