viernes, 17 de abril de 2009

"Bravo, Neira"


La vida es un don maravilloso de Dios que se termina aquí, en la Tierra, cuando Él quiere, y que por eso, por estar en Sus Gloriosas Manos, merece ser vivida de manera coherente y digna. Es más: merece ser entregada como la entregó, hace 257 días, el profesor Jesús Neira. La entregó, saliendo a defender a una mujer que estaba siendo agredida, y ahora la ha recuperado, al cumplir 56 años, porque Dios ha querido. Porque probablemente tenía que aprender algo pasando por ese doloroso trance que ha durado lo mismo que un embarazo.
Neira salió del hospital de Majadahonda como un héroe. El mundo, tal y como está diseñado, es un escenario en el que casi siempre triunfan los rufianes, los golfos, los más miserables. El profesor, que salió ayer sonriente y emocionado, ha demostrado que se puede triunfar ante la consideración de los demás siendo decente y digno. Se puede ser ejemplo, y ganar la admiración, el sincero respeto y el cariño de quienes no te conocen, comportándote con hombría y con decencia, con rectitud, con sentido común, con valentía y con amor al prójimo. En definitiva, se puede ser número uno, en este mundo de la falsedad y el egoísmo, siguiendo los pasos de Jesucristo.
Pero Jesucristo pagó con la Cruz su amor por todos nosotros. Y Jesús Neira ha tenido también su particular cruz. Días y noches de silencio y dolor, para él y los suyos, de angustia, incertidumbre, miedo. Es el precio que hay que pagar por estar a la altura de las circunstancias. Si se hubiera escondido, si no hubiera mirado, si hubiera hecho lo que hicieron todos los que ese día no se comportaron como debían, no hubiera tenido que estar 256 días en el hospital. La vida es dura, sí, desde luego que lo es. Y sólo hay dos caminos: actuar de forma digna, o no hacerlo.
El "caso Neira" no ha sido portada de los medios de comunicación por tratarse de violencia de género, ni mucho menos. Ha sido portada porque ha tocado el corazón de miles de personas. Porque al ver su ejemplo hemos sabido que ahí está el Bien, que eso es lo correcto, que esa es la norma adecuada de conducta. Y sí, claro, hay que tener mucho valor, sin duda; pero además de eso, antes hay que saber cómo comportarse, hay que tener claro que por ciertas cosas no se puede pasar, y hay que alcanzar la conclusión de que vale más dar la vida por imitar a Cristo que vivir hasta los cien años con la conciencia llena de mugre.
Desde Diario YA, damos un largo e intenso aplauso a Jesús Neira. Porque a veces son necesarios ejemplos como el suyo, aunque sea para que esta sociedad atolondrada y despistada no se duerma del todo y sepa reaccionar cuando hace falta. Ahora, Neira "vuelve a la vida", como él mismo dijo ayer, a vivir los años más felices de su existencia en la Tierra, los años en los que sabrá paladear el honor de haber hecho lo que Cristo hubiera hecho si hubiera estado en su lugar. "El que conserve su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la conservará".
Viernes, 17 de abril de 2009.








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